Desde 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) comenzó a desarrollar medidas para evitar una pandemia. Sin embargo, la llegada del SARS-CoV-2 tomó por sorpresa al mundo, que en un breve periodo de tiempo experimentó una emergencia sanitaria global en la que al menos 20 millones de personas perdieron la vida.
A cinco años de su aparición, la presencia del virus no solo mantiene vivas las cifras de contagio, también detona nuevas preguntas e investigaciones. El aprendizaje derivado de ello podría ser vital para encarar el futuro, pues, según expertos, es un hecho que la humanidad seguirá enfrentado nuevas pandemias.
Un nuevo estudio podría sumarse a este fin. El grupo de investigadores a cargo de él se detuvo a analizar una de las herramientas principales desplegadas durante la pandemia y como su uso podría conformar la primera fila de ataque para enfrentar futuras amenazas a la salud pública.
¿Por qué las pruebas resultaron tan importantes?
Junto con un equipo de colaboradores, los integrantes del Laboratorio de Física Aplicada (APL) de Johns Hopkins, realizaron análisis para conocer el impacto que tuvieron las pruebas de diagnóstico de covid-19.
Para ello crearon una simulación virtual que juntó diferentes tipos de datos, como información sobre la fabricación, ventas en tiendas y reservas del gobierno, además de datos sobre aguas residuales y personas hospitalizadas. Esto ayudó al equipo a analizar situaciones complejas.
Con él diseñaron un escenario en el que se podía analizar el incremento de casos de enfermedades para calcular la demanda de pruebas, su producción y distribución. Finalmente, compararon las simulaciones con los datos del escenario real.
Los investigadores descubrieron que las 6.7 mil millones de pruebas que se produjeron en Estados Unidos salvaron la vida de aproximadamente 1.4 millones de personas y evitaron alrededor de 7 millones de hospitalizaciones.
“Nuestro estudio sugiere que el desarrollo, la fabricación y la distribución temprana de las pruebas tuvieron un gran impacto en la reducción de los resultados graves de COVID-19”, señala el artículo publicado el pasado 2 de enero en la revista The Lancet Public Health.
Más allá de ayudar a identificar, aislar y tratar a los pacientes, las pruebas también fueron clave en la toma de decisiones enfocadas en frenar la transmisión. Además, abrieron la ventana de tiempo para el desarrollo de vacunas y terapias.
“Estos resultados resaltan la importancia del desarrollo, la producción y la distribución de pruebas rápidas y sólidas para abordar futuras amenazas a la salud pública”, afirmaron los autores de la investigación.
En una declaración para el Laboratorio de Física Aplicada (APL) de Johns Hopkins, la directora del proyecto de simulación virtual, Elizabeth Currier, (quien no participó en el estudio) aseguró que los conocimientos adquiridos a partir de la integración de no solo aportan al conocimiento sobre la pandemia más reciente sino que además, “nos preparan para futuras pandemias con un marco escalable para asignar recursos de manera eficaz”.
De ahí que el modelado digital del laboratorio actualmente se mantenga en expansión para monitorear no solo las pruebas de covid-19, sino también de influenza, virus respiratorio sincitial (VSR) y otras amenazas a la salud pública bajo un enfoque múltiple.
La nuevas amenazas y las preguntas que permanecen
El mes pasado se celebró una reunión de cuatro días en la que se citó a científicos de todo el mundo para hablar sobre la prevención de futuras pandemias.
Los 140 investigadores y funcionarios de 17 países que participaron destacaron el camino recorrido desde que el mundo se enfrentó a un nuevo virus, las investigaciones que permitieron conocer más sobre la evolución de la nueva amenaza, así como el desarrollo de vacunas y fármacos en respuesta al virus bautizado como SARS-CoV-2.
Sin embargo, pese a celebrar sobre los hallazgos que hicieron posible enfrentar la pandemia, insistieron en que, aún con el masivo número de estudios desarrollados en los últimos años, siguen faltando piezas en el rompecabezas, entre ellas, la que dé claridad sobre el origen del virus. Tampoco hay consenso sobre cómo se produce el Covid prolongado, ni sobre cómo trata o frena la enfermedad.
A cinco años de que se registrara el primer caso de covid-19, el mundo se empeña en volver a una realidad que se degradó con la pandemia. Ese insistente retornó parece estar dejando de lado que los contagios siguen latentes, según la directora interina de preparación y prevención de epidemias y pandemias de la OMS, María De Joseph Van Kerkhove, el mundo está bajando la guardia, no solo ante el covid, sino también ante nuevos patógenos, como aseguró a la revista Science.
Bajo este sentido, diversos epidemiólogos han insistido en aumentar la inversión en el Fondo para Pandemias, así como en el reforzamiento de la cooperación internacional.
Desde 2022 la OMS inició negociaciones para un nuevo acuerdo en miras de emergencias sanitarias futuras. Sin embargo, para mayo de 2024, los avances seguían siendo insuficientes. Se espera que en la Asamblea Mundial de la Salud de este 2025 se logren consolidar los acuerdos.
(milenio.com)