El fuerte dispositivo de seguridad desplegado en Francia detuvo al menos 322 personas en la madrugada del domingo, a pesar de una remisión de la violencia estallada tras la muerte por un disparo de la policía del joven Nahel, enterrado el sábado.
Las protestas, destrozos y saqueos ocurridos en varias ciudades francesas en las últimas noches están generando preocupación por su impacto económico y obligaron al presidente Emmanuel Macron a posponer una visita a Alemania.
Presionado por la derecha y la ultraderecha para decretar el estado de emergencia, el gobierno multiplicó su dispositivo de seguridad, pasando de 9 mil efectivos el miércoles a 45 mil el viernes, un número que se mantuvo para las esperadas protestas del sábado.
Parte de estos efectivos se destinaron a Marsella y Lyon, segunda y tercera ciudad de Francia y escenario de intensa violencia el viernes, además de París y su periferia, origen de la cólera por la muerte del joven de 17 años de Nanterre, al oeste de la capital.
Aunque la intensidad de las protestas pareció reducirse, el ministerio de Interior anunció que 322 personas habían sido detenidas el día domingo, la mayoría de ellas en París y su periferia (126), Marsella (56) y Lyon (21).
En la capital, las fuerzas del orden blindaron los Campos Elíseos, en donde se habían convocado manifestaciones por redes sociales y se congregaron pequeños grupos de jóvenes vestidos de negro.
En la víspera, a pesar de desmanes importantes en Marsella y Lyon, la intensidad de los disturbios ya remitió aunque, de todos modos, la noche terminó con un saldo de 1.300 arrestos, 79 agentes heridos y 1.350 vehículos calcinados, según el balance oficial.
Entierro sin cámaras
Los disturbios reabrieron el debate sobre el racismo policial. La ONU advirtió de los “profundos” problemas de “racismo y discriminación racial” entre las fuerzas de seguridad francesas, unas consideraciones que el gobierno consideró “totalmente infundadas”.
Nahel, cuya familia era oriunda de Argelia, fue baleado el martes durante un control de tránsito por dos agentes, cuando manejaba un coche de alquiler en Nanterre.
La primera versión de la policía indicaba que el joven, que había tenido otros enredos con agentes por hechos del mismo tipo, había tratado de embestir a los agentes con su vehículo. Pero un vídeo amateur ampliamente difundido demostró que fue ejecutado a quemarropa.
Sus exequias tuvieron lugar el sábado por la tarde en Nanterre, sin presencia de cámaras por petición de la familia.
Centenas de personas se congregaron frente a la funeraria en una mezquita y luego se dirigieron al cementerio de Mont-Valérien para el entierro, reportaron periodistas de la AFP.
“Fue una ceremonia muy tranquila, de recogimiento y sin incidentes”, contó un testigo a la AFP.
“Paz para su alma, que se haga justicia”, dijo otro bajo anonimato al salir de la ceremonia. “Vine a respaldar a la madre, ella solo lo tenía a él, la pobre”.
En una entrevista esta semana a la cadena France 5, Mounia, la madre de la víctima, dijo que no culpa a la policía en su conjunto, solo al agente que mató a su hijo.
Este policía de 38 años está en prisión preventiva acusado por la justicia de homicidio voluntario. Según su abogado, el agente pidió “perdón a la familia” de Nahel.
Golpe económico
Los disturbios pusieron en apuros al gobierno francés, que organizó el sábado una nueva reunión de crisis. La primera ministra, Elisabeth Borne, pidió a los ministros que permanecieran en París el fin de semana.
De su parte, Macron aplazó una visita de dos días a Alemania, prevista a partir del domingo, debido a “la situación en su país”, informó en un comunicado la oficina del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier.
Además de reforzar las medidas de seguridad, Macron apeló a “la responsabilidad” de los padres de los jóvenes manifestantes, muchos de ellos menores de edad.
Los disturbios alteraron la vida social y la actividad económica del país, con temores de que afecte la temporada turística de este 2023 y a apenas un año de los Juegos Olímpicos de París-2024.
En Lyon o Marsella, los comerciantes se indignaban al hacer balance de daños de la noche anterior.
“El lunes, (…) lo pongo todo en venta, ya basta”, declaró la dueña de una tienda en una calle peatonal cubierta de escombros en el centro de Lyon.
“Vinieron expresamente para romper cosas, robar”, afirmó Yousef Bettahar, un comerciante del centro comercial Merlan de Marsella.
(milenio.com)