Washington.- Pese a las críticas que generó la declaratoria de Estados Unidos sobre Venezuela, los países de la región carecen de interés en convertir esta renovada confrontación en un tema de la agenda de la VII Cumbre de las Américas, consideraron expertos y exfuncionarios estadunidenses.
“Sería una decepción que el tema de Venezuela se convirtiera en el centro de la agenda, no sólo para Estados Unidos pero para los países en la región”, dijo Thomas McLarty, quien fuera jefe de gabinete durante el gobierno de William Clinton y quien tuvo a su cargo la organización del primero de estos encuentros en 1994.
Aunque ese punto “transpirará” durante los días de trabajos en Panamá, McLarty dijo que la expectativa la cita se enfoque en los temas sobre los que existe un consenso entre la mayoría de los países a partir de los retos internos y regionales.
El expresidente de la agrupación Diálogo Interamericano, Peter Hakim, anticipó que el principal promotor de este tema será el presidente venezolano Nicolás Maduro, “porque tiene razones políticas domésticas”, y buscará reavivar de alguna forma el diálogo de los días de la guerra fría en términos del intervencionismo estadunidense.
Hablando en un foro organizado por este organismo, Hakim consideró que las críticas generadas por el anuncio hecho por el presidente Barack Obama respecto a Venezuela contribuyó a alimentar esta retórica al considerar que Estados Unidos “no manejó esto muy bien, no sólo las sanciones, sino que el lenguaje también”.
El pasado 9 de marzo, Obama declaró una emergencia nacional frente a la situación interna en Venezuela, ampliando las sanciones contra miembros de ese gobierno, a la vez que anunció el bloqueo y aseguramiento de bienes contra siete funcionarios, a quienes impuso también prohibiciones de visa.
Pese a las críticas, Hakim descartó que la Cumbre pueda convertirse en un foro de condena para Estados Unidos, como tampoco “va a haber una condena a Venezuela” por la situación de los derechos humanos y por la criminalización de la oposición.
El presidente de Diálogo Interamericano, Michael Shifter, dijo que aún funcionarios del gobierno reconocieron que el lenguaje utilizado para imponer las nuevas sanciones fue “desafortunado” y por ello “no fue una sorpresa las reacciones dentro y fuera de Venezuela”.
Para el analista en temas latinoamericanos, la alusión de seguridad nacional incluida en esa orden ejecutiva “trajo a la memoria ecos de historia reciente”, aludiendo instancia de la intervención directa de Estados Unidos en algunos países de la región.
“Maduro va a tratar de explotar esto para su provecho político y quizá tenga alguna tracción con algunos países, pero creo que al final del día países como Brasil, Chile, Perú, Colombia y México no van a querer que esto perturbe la agenda porque tienen mucho en juego”, precisó.
De igual forma, se refirió a la decisión del gobierno de Panamá para impedir que un tema bilateral opaque los logros de este encuentro, el primero que contará con la presencia de Cuba.
“El presidente (panameño Juan Carlos) Valera es un político inteligente y lo último que Panamá quisiera que esto distorsione el mensaje sobre los prosperidad de la región y se va asegurar que así sea”, manifestó.
Shifter reveló que la decisión de la administración Obama de dar este paso fue resultado de la presión unánime en el Congreso para actuar, sobre todo después de los recientes hechos de violencia y represión contra miembros de la oposición venezolana.