Ginebra.- El actual presidente de la Conferencia de Desarme (CD) de Naciones Unidas y embajador de México, Jorge Lomónaco, criticó hoy los más de 18 años de parálisis en que se encuentran las negociaciones del mecanismo ante la imposibilidad de adoptar un programa de trabajo.
“Es lamentable que, una vez más, la Conferencia de Desarme perdió otra oportunidad de adoptar un programa de trabajo que podría haber permitido una pronta reanudación de las negociaciones de fondo sobre temas de su programa”, dijo al abrir los trabajos del mecanismo.
“La incapacidad permanente para adoptar un programa de trabajo no debe ser calificada como la falla o avería de un solo miembro de la CD, sino más bien como un fracaso colectivo”, subrayó Lomónaco.
La Conferencia de Desarme lleva casi dos décadas en un ´impasse´ al no poder adoptar una agenda de trabajo, pues de acuerdo con su reglamento todas las decisiones se deben tomar por consenso, sin haber espacio alguno para el voto.
De acuerdo con fuentes de la CD, Pakistán ha sido criticado por bloquear las negociaciones.
La Conferencia tiene una presidencia anual rotativa entre seis Estados, siguiendo el orden alfabético en inglés, y en estos momentos es el turno de México.
Desde 1996, el mecanismo no ha podido adoptar e implementar un programa de trabajo sustantivo sobre ningún tema de su agenda, por lo que no ha cumplido con el mandato que le confirió la Asamblea General, y no se han negociado nuevos acuerdos multilaterales de desarme, particularmente desarme nuclear, en los últimos 18 años.
“Todos somos responsables de la construcción de un sistema que concede a los miembros la facultad de vetar una decisión de procedimiento”, indicó.
“Un sistema que concibe el consenso como regla y no como la aspiración común de llegar a un acuerdo después de un proceso de toma de decisiones para resolver las diferencias y problemas de las minorías”, añadió.
Destacó que no se debe olvidar que “el consenso no significa unanimidad”.
“Nos tomamos como un cumplido cuando muchos dicen que estábamos muy cerca de aprobar el proyecto de programa de trabajo propuesto por mi Presidencia. Realmente tratamos y quizás estábamos cerca”, observó.
Argumentó que si alguno de los 65 países miembros no está de acuerdo o no encuentra conveniente unirse a un instrumento jurídicamente vinculante, a causa de sus intereses nacionales, dichos Estados “son libres de permanecer fuera de la CD y de sus obligaciones”.
La Conferencia de Desarme fue instituida en 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el único foro permanente con el mandato de negociar, de manera multilateral, tratados jurídicamente vinculantes de corte universal en materia de desarme.
La CD fue el resultado de la primera Sesión Especial sobre Desarme de la Asamblea General de las Naciones Unidas (SSOD1), celebrada en 1978.
Es precedida por otros foros de negociación con sede en Ginebra como lo fueron el Comité de Diez Naciones de Desarme (1960), el Comité de Dieciocho Naciones Desarme (1962-1968), y la Conferencia del Comité de Desarme (1969-1978).
Desde que inició la parálisis de la CD tres importantes acuerdos relacionados con armamento se han negociado fuera de ella: el Tratado para la Prohibición de Minas Terrestres Antipersonales; la Convención sobre Municiones en Racimo y el Tratado de Comercio de Armas. Ello ha puesto en tela de juicio la relevancia del foro.
Por tal motivo, el embajador mexicano subrayó que las diferencias de los miembros “sólo se pueden salvar con el cambio de la cultura de la CD”.
“Una cultura que fue plantada y cultivada en esta misma sala”, dijo Lomónaco en referencia al lugar en donde se llevan a cabo las negociaciones en el Palacio de las Naciones.
“Una cultura que promueve el poder de veto y que impide aclarar cualquier asunto”, indicó.
“Una cultura que ha atado las manos de los presidentes de la CD de una manera que no es consistente con la práctica multilateral del Sistema de las Naciones Unidas o de otros mecanismos multilaterales modernos”, argumentó.
“Una cultura que ha fallado en el cumplimiento de su mandato y de su razón de ser año tras año. Una cultura que considera aceptable y natural pasar todo un año negociando un programa de trabajo, sin siquiera adoptarlo, sólo para iniciar el mismo ciclo de nuevo el próximo año”, dijo.
“Una cultura de la diplomacia inexistente, que no permite que sus diplomáticos puedan utilizar sus habilidades en las negociaciones de desarme”, valoró.
Lomónaco señaló que el proyecto de programa de trabajo que presentó la semana pasada para su adopción es ahora un documento oficial de la CD. “Ahora pertenece a la CD y está a su disposición, en particular, a disposición de los siguientes presidentes de la CD”, subrayó.
El diplomático dejó claro que la CD contará “con el apoyo incondicional de México” en caso de que se vuelva a poner sobre la mesa el proyecto de trabajo presentado por ese Estado al inicio de los trabajos de la Conferencia a principios de enero.