Buenos Aires.- La justicia argentina emitió un falló inédito al condenar a un grupo de periodistas a pagar alrededor de 220 mil dólares a un gobernador que se sintió “agraviado” por opiniones vertidas en diferentes medios de comunicación.
La historia, que enciende alarmas por afectar la libertad de expresión y el ejercicio del periodismo, se desarrolló en Formosa, una provincia ubicada en el norte del país y gobernada desde hace casi 20 años por Gildo Insfrán.
El caso comenzó el 21 de enero del año pasado, cuando un oyente que no dio su nombre llamó al programa radial “Mano a mano”, que se emite en la provincia, y criticó al gobernador de haber provocado la muerte de su hijo Gildo Miguel, quien se suicidó hace 10 años.
Insfrán demandó entonces al conductor del programa, Gabriel Hernández, y a su esposa Andrea Cóspito, quien en ese momento ni siquiera se encontraba en la radio; a los locutores César y Alicia Orué, y a los dueños de la emisora Carlos Varela y María de los Ángeles López.
También fue acusado de “daños y perjuicios” Julián González, director del diario La Opinión Ciudadana que contó lo ocurrido en el programa y repitió las acusaciones del radio escucha.
Pese a que ninguno de ellos avaló las denuncias en contra del gobernador, la jueza Giselle Verónica Drovandi decidió que deberán cubrir de manera conjunta un resarcimiento de dos millones de pesos, equivalentes a unos 220 mil dólares, según el precio oficial.
La parcialidad de la jueza quedó en evidencia en el fallo que publicó el portal Border Periodismo, y en el que señala que el monto se fijó con base en “las condiciones personales de la víctima, tal como la actividad pública que (el gobernador) lleva adelante desde hace ya muchos años de manera intachable”.
En un afán de ofrecer una clase de periodismo, la magistrada agregó que “los medios de prensa y quienes trabajan en ellos como comunicadores públicos –tal como aquí nos ocupa- deben transmitir información acorde a los principios de veracidad, objetividad, seriedad, actualidad y respetar el interés general prevaleciente”.
Afirmó que “ello es extensible a los casos en que se entrevista o interactúa con un invitado en un programa ‘en vivo’, no pudiendo excluirse de la responsabilidad alegando ser meros transmisores de versiones u opiniones de terceros”.
Insfrán es uno de los personajes que mejor representa los cacicazgos que aún imperan en la política argentina, en donde los gobernadores se pueden perpetuar en el poder y consolidar sus propios feudos, muchas veces con base en la represión.