Santiago Charpentier, más conocido como ‘Chano’, fue herido por la policía con un arma de fuego en momentos en que sufría un trastorno psiquiátrico. La Ciudad de Buenos Aires anunció el inicio de un proceso de compra de esas armas de electrochoque, rechazadas por el Gobierno nacional.
El pasado lunes 26 de julio, el cantante argentino Santiago Charpentier, más conocido como ‘Chano’, fue sometido por un policía mediante un disparo en su abdomen. Según la versión oficial, ‘Chano’ había intentado agredir al efectivo con un cuchillo, en medio de un trastorno psiquiátrico debido al consumo de drogas.
Por ese episodio, el artista fue internado en una unidad de cuidados intensivos y le extirparon parte del páncreas, el bazo y el riñón izquierdo, además de suturarle una perforación del colon. “Chano está vivo porque tuvo suerte”, dijo el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, y reabrió un debate que parecía dormido al recomendar para este tipo de situaciones el uso de pistolas táser por parte de las fuerzas de seguridad.
Para buscar el antecedente más cercano hay que remontarse nada más que tres años atrás, cuando, en enero de 2019, el entonces Gobierno de Mauricio Macri puso el tema en agenda, al aprobar su incorporación a las fuerzas de seguridad como armas “no letales”. La medida no terminó de concretarse, a pesar de que las autoridades nacionales llegaron a adquirir 100 unidades para ser utilizadas en aeropuertos, subterráneos y estaciones de ferrocarril.
Pero apenas iniciada la gestión del presidente Alberto Fernández, en diciembre de ese mismo año, el protocolo para uso de armas eléctricas fue derogado. La ministra de Seguridad del nuevo Gobierno, Sabina Frederic, calificó a estas pistolas como solo “menos letales”, y explicó que el nuevo protocolo contemplaría su uso “solamente por miembros de los cuerpos especiales de las fuerzas federales y para casos de extrema gravedad, como secuestros y toma de rehenes”.
El caso ahora es que Berni es un gobernador peronista, por lo que la diferencia de criterios respecto al tema se evidencia también a nivel interno en la fuerza política del presidente Alberto Fernández. Fuentes del Ministerio de Seguridad nacional le dijeron a Télam que el uso de pistolas táser por parte de las fuerzas del orden, ante situaciones que involucren a personas bajo efectos de sustancias o víctimas de padecimientos mentales, ha sido “desaconsejado por el propio fabricante”.
Con la polémica instalada, y en medio de la campaña pre electoral para renovar el Congreso en noviembre, la exministra de Seguridad de Macri, Patricia Bullrich, aprovechó para cuestionar a la gestión actual.
“¿Dónde están las táser que compramos? Lo vengo diciendo hace años: la policía sólo tiene un arma de fuego para enfrentar a un agresor con un cuchillo”, escribió la actual referente de la derecha.
Y agregó: “Con la táser se neutraliza y el policía se defiende. Así, ‘Chano’ no estaría gravemente herido. El garantismo trucho (falso) asesina”.
¿Dónde están las Taser que compramos? Lo vengo diciendo hace años: la policía sólo tiene un arma de fuego para enfrentar a un agresor con un cuchillo. Con la Taser se neutraliza y el policía se defiende. Así, Chano no estaría gravemente herido. El garantismo trucho, asesina.
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) July 26, 2021
Mientras tanto, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, administrado por el macrismo, ya anunció que está “evaluando un procedimiento para poder incorporarlas” a sus fuerzas del orden.
¿Cómo funcionan las táser?
Las pistolas generan una descarga eléctrica que inmoviliza a la víctima. Cuando son disparadas, unos dardos o terminales sujetos a un cable, capaces de llegar a una distancia de hasta 10 metros, provocan un impacto eléctrico de 400 voltios durante cinco segundos, aproximadamente. Este impacto confunde al sistema nervioso y produce una paralización muscular, provocando la incapacitación temporal de la persona.
El arma, además, graba toda la secuencia de uso en imágenes y audio, por lo que pueden verificarse posteriormente las condiciones en que fue disparada.
Estas armas han sido cuestionadas por organizaciones de derechos humanos, ya que consideran que se venden como “no letales” cuando en realidad no es exactamente así.
Según Amnistía Internacional, si bien son menos peligrosas que las de fuego, “conllevan una serie de riesgos que pueden causar graves daños o incluso la muerte”.
De hecho, una investigación de la agencia Reuters en EE.UU. registró no menos de 1.000 casos de fallecimientos por el uso inadecuado de pistolas de electrochoque. Esos decesos se produjeron entre 1983, cuando se notificó el primer fallecido en las noticias policiales, y 2017, aunque fue a comienzos de la década de 2000 cuando empezó a registrarse el mayor número de víctimas.
En tanto, Amnistía Internacional observó que gran parte de las muertes por el uso de las táser se dio “en personas bajo los efectos de drogas o de ciertos medicamentos asociados a dolencias psíquicas, y en enfermos mentales”. Además, observó que las personas con problemas cardíacos o respiratorios son “especialmente vulnerables”.
Por todas estas razones, el organismo ha pedido la prohibición del uso de las armas de electrochoque en modo de contacto directo, pues “entraña considerable riesgo de tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, así como el uso de descargas reiteradas o prolongadas”.
(actualidad.rt.com)