Roma.- La Cámara de diputados italiana aprobó hoy la reforma educativa del primer ministro Matteo Renzi, a pesar de que es rechazada por profesores, estudiantes y sindicatos, y ahora debe recibir el visto bueno del Senado.
Por 316 votos a favor, 137 contrarios y una abstención, la Cámara baja dijo sí a la reforma.
La iniciativa de ley consta de 24 artículos, el más criticado de los cuales es el que prevé dar “superpoderes” a los dirigentes escolares, que podrán decidir sobre contrataciones, premiaciones y castigos a docentes.
Asimismo, uno de los artículos contempla que el dirigente escolar tenga la facultad de seleccionar a su escuadra docente, lo que para los sindicatos conlleva el riesgo clientelismo y corrupción.
También se incluyen desgravaciones fiscales a las escuelas privadas, que son religiosas, lo que para las centrales gremiales significa un regalo a la lobby católica y una bofetada a la educación laica.
La reforma incluye la contratación por tiempo indeterminado de 100 mil docentes, pero los sindicatos denuncian que de ese plan quedan excluidos 23 mil maestros de escuelas primarias con contratos temporales, además de 80 mil docentes formados con cursos especiales.
Igualmente las centrales gremiales denuncian que de la reforma queda excluida el personal técnico-administrativo y que la apertura al financiamiento privado a escuelas públicas privilegiará a los institutos centrales, en detrimento de los ubicados en zonas periféricas.
Tras la aprobación de la reforma, organizaciones estudiantiles y sindicales anunciaron nuevas movilizaciones en todo el país.
“La iniciativa de ley apenas aprobada no es una buena escuela, sino autoritarismo y desigualdad”, declaró Alberto Irone, portavoz de la Red de Estudiantes de escuelas de grado medio.
Anunció una “gran movilización” estudiantil para lograr que la reforma sea cambiada al pasar por el Senado.
“Ésta no es autonomía escolar basada en la cooperación, la democracia, la lucha a las desigualdades, sino un proyecto de escuela-empresa que crea desigualdades”, dijo.
Por su parte, la líder de la Confederación General Italiana de Trabajadores (Cgil, la principal central gremial del país), Susanna Camusso, declaró que con la aprobación de la reforma por los diputados “no termina la batalla, que continuará”.
“Dicen que se necesita una buena reforma del sistema escolar. Esta no lo es, no está vinculada a un proyecto sobre el valor de la educación, de cohesión social y de igualdad que la escuela debería tener”, dijo.