Washington.- El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, advirtió hoy que los masivos flujos de capital provocados por políticas monetarias no convencionales en economías avanzadas generan distorsiones en tipos de cambio e industrias de países emergentes.
Al participar en un panel sobre flujos de capital, manejo de tasas de cambio y controles de capital en el marco de la reunión de Primavera del FMI y del BM, Carstens manifestó su expectativa de que tales “anormalidades” no se conviertan en la nueva regla de la economía internacional.
“La apreciación real, si es duradera, tiene efectos reales. En algunos países algunas industrias han quedado completamente desmanteladas porque han tenido que vivir con las distorsiones por un largo periodo de tiempo”, dijo ante economistas y expertos reunidos en la Universidad George Washington.
Electo en febrero presidente del Comité Monetario y Financiero Internacional (CMFI), el órgano rector de las políticas FMI, Carstens señaló que los flujos de divisas son volátiles y pueden generar inestabilidad y burbujas, como en el sector inmobiliario.
“El principal problema de mayo de 2009 hasta la primera mitad de 2014 ha sido este masivo flujo de capital, que ha sido más alto que la capacidad de los países de recibirlos y absorberlos sin distorsiones”, indicó.
Carstens defendió al respecto las políticas que incluyen una tasa de cambio flotante –porque permite la absorción de choques—, una movilidad libre de capitales y una política monetaria independiente.
Sostuvo que esa combinación ha funcionado bien en economías pequeñas abiertas, bajo condiciones apropiadas, pero reconoció que en este momento la economía internacional muestra anormalidades.
Aún en esos países como Estados Unidos donde ha habido los mayores progresos para resolver los dilemas de la crisis internacional, se apoyan en políticas no muy convencionales, particularmente monetarias, indicó.
Estados Unidos ha mantenido la tasa de fondos federales a un nivel de banda variable de 0.0 a 0.25 por ciento.
Carstens rechazó sin embargo la idea de imponer controles de capital, como la han hecho otros países. “No funcionan, no los intentaría, no los recomiendo”, enfatizó.
Sobre la posibilidad de establecer impuestos a la entrada de divisas, como lo hace Brasil, Carstens señaló que México ha intentado algunos aspectos impositivos en otras épocas y se han encontrado problemas de implementación.
Destacó en tal sentido la importancia de que los países cuenten con reservas internacionales o recurran al apoyo de organismos como el FMI, tal como lo hizo México con la Línea de Crédito Flexible (LCF).
El Directorio Ejecutivo del FMI aprobó en noviembre pasado un nuevo acuerdo por dos años de la LCF para México por un monto equivalente a 70 mil millones de dólares.
“Yo lo recomiendo fuertemente todo el tiempo. De allí la necesidad de tener un FMI más fuerte, especialmente ahora que tenemos tanta movilidad de capital”, señaló.