Washington.- El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, alertó hoy sobre la combinación de políticas antiinmigrantes y extremismo como generadores de intolerancia.
“Estoy también preocupado por las fuerzas antiinmigrantes y extremistas alimentándose unas a otras en una espiral mortal de intolerancia”, dijo Ki-moon en un discurso durante la Cumbre para Contrarrestar el Extremismo Violento.
Ki-moon participó en la última jornada de la Cumbre, que fue inaugurada este jueves por el secretario de Estado, John Kerry y cuyo orador central fue el presidente Barack Obama.
El titular de Naciones Unidas (ONU) caracterizó la emergencia de una nueva generación de terrorismo transnacional como la mayor prueba que enfrentará la familia humana durante el Siglo XXI.
Señaló que el esfuerzo internacional debe incluir cuatro “imperativos”, con el fin de proteger a las comunidades y la dignidad humana.
Destacó la necesidad de abordar la opresión, corrupción e injusticia que albergan resentimiento y están en las raíces del extremismo violento.
Recordó que las organizaciones radicales hacen presa de jóvenes marginales sin trabajo y sin sentido de pertenencia a su lugar de nacimiento.
Subrayó que el extremismo violento se debe combatir de la mano con el impulso de los derechos humanos.
“Muy a menudo las estrategias para contrarrestar el terrorismo carecen de los elementos básicos del debido proceso y respeto al estado de derecho”, agregó.
Advirtió sobre el uso de operaciones militares como única medida para confrontar la amenaza terrorista y remarcó la necesidad asimismo de promover la gobernabilidad, los derechos humanos, las instituciones de rendición de cuentas, la igualdad de acceso a servicios y participación política.
“Debemos enseñar a nuestro niños compasión diversidad y empatía. La educación jugará un papel decisivo, tanto en la escuela como en la casa para ganar la batalla por las mentes de las futuras generaciones”, apuntó.
Ki-moon destacó que la prevención del extremismo violento es un reto global y reiteró deben ofrecer una respuesta multifacética todos los países y organizaciones regionales e internacionales en conjunción con líderes políticos, religiosos, académicos y de la sociedad civil.