Berlín.- Alemania recordó hoy el 70 aniversario de la liberación del campo de concentración de Dachau, un lugar emblemático por ser el primero del régimen nazi, con una advertencia sobre el peligro de una reactivación del racismo y antisemitismo en el país y en el mundo.
“Cuando veo cómo hoy en día algunos ciudadanos incitan el odio contra los refugiados o hablan de forma despectiva de los judíos, me pregunto hasta qué punto el principio fundamental de la dignidad humana sigue anclado en la gente”, dijo el presidente del consejo central judío alemán, Josef Schuster.
Las declaraciones de Schuster fueron hechas durante el acto central, en el que participaron unos 130 sobrevivientes con sus familiares, veteranos estadunidenses y numerosos invitados alemanes y extranjeros.
La canciller federal alemana, Angela Merkel, presente en el acto, agradeció a los supervivientes su trabajo de narrar el horror que vivieron para mantener viva la memoria.
“Es una gran suerte que gente como ustedes estén dispuestos a contarnos sus historias de vida, el sufrimiento sin fin que Alemania les infringió durante el periodo nazi”, dijo Merkel, que se dirigió directamente a los ancianos sobrevivientes que acudieron al acto y que relataron sus vivencias.
Merkel señaló que sólo una vez que la gente puede escuchar esas historias es capaz de poner rostro a las estadísticas y números vacíos.
Horst Seehofer, el primer ministro de Baviera, donde se encuentra Dachau, destacó que la época del terror en Alemania fue sinónimo de Dachau: “Nos inclinamos con humildad y respeto en este lugar y aseguramos que nunca olvidaremos a las víctimas”, indicó.
“La libertad y la democracia necesitan memoria. La memoria de un sufrimiento inimaginable” que no puede volver a repetirse, pidió.
Durante el acto en el antiguo crematorio de Dachau, Merkel se sentó junto al presidente de la comunidad de campos de Dachau, Max Mannheimer, de 95 años, quien también expresó su preocupación por el futuro del país. “De la historia debe surgir una conciencia responsable”.
Por su parte, la presidenta de la comunidad de culto israelita de Múnich y Alta Baviera, Charlotte Knobloch, advirtió sobre el peligro de poner un punto final a la historia.
“Pido urgentemente que no veamos nuestra historia como una carga, sino como una oportunidad, como una motivación a la madurez, la capacidad de defensa y la humanidad”, señaló.
El campo de concentración de Dachau, situado cerca de Múnich, en el sur del país, es especialmente emblemático porque fue el primer campo permanente establecido por el nazismo que sirvió luego de modelo al resto, incluso al de exterminio de Auswitchz.
Además, también se considera una especie de escuela de los asesinos de la SS (Schutzstaffel o “escuadras de protección”), donde se formaron la élite de las fuerzas nazis y aprendieron a usar la fuerza y el terror en otros campos.
Según el Museo de Historia Alemán, al menos 30 mil personas de los prisioneros registrados perdieron la vida en el campo, pero la asociación de la memoria de las víctimas cifra los muertos en Dachau en 41 mil 500.
Se cree que muchas ejecuciones no fueron registradas y muchos documentos se perdieron cuando los nazis intentaron borrar las huellas de lo sucedido en el campo al ver venir la derrota.
El 22 de marzo de 1933, pocas semanas después de la llegada al poder de Adolf Hitler, fueron allí encerrados opositores políticos del régimen nazi, a los que siguieron criminales, gitanos de las etnias sinti y roma, homosexuales y sobre todo judíos.
Más de 200 mil personas fueron encerradas entre 1933 y 1945 en el campamento y sus 140 dependencias externas, sufriendo hambre, hacinamiento y represalias, pero también fueron utilizados en experimentos médicos.
Dachau fue también un campamento de esclavitud laboral que empleaba a los presos más fuertes en la construcción de carreteras o en minas de grava y después, cuando empezó la guerra, en la fabricación de armamento.
El fin del horror llegó el 29 de abril de 1945 cuando soldados estadunidenses liberaron el campamento, descubriendo a más de 30 mil sobrevivientes de 31 países en sus barracones.
El horror de lo que allí encontraron fue narrado, entre otros, por uno de los soldados de la división Rainbow, Hilberg Margol, que participaba en la operación con su hermano gemelo.
El prominente historiador alemán, Wolfgang Benz, y la ex directora del campo-museo, Barbara Distel, señalaron que los responsables del asesinato de millones en cámaras de gas “aprendieron en Dachau a considerar inferiores y asesinar a sangre fría” y consideraron que la puesta en práctica de las sangrientas teorías nazis comenzó en ese campamento.