Sobre los despojos de un PAN agonizante, Margarita Zavala, la esposa del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, pretende construir una candidatura presidencial sin tener los méritos políticos.
Zavala se ha erigido como la única que puede salvar al PAN de la debacle total, pero en lugar de contribuir a la reconstrucción ideológica del partido, apura a los sepultureros para que terminen de enterrarlo.
Es tanto como patear a un atropellado.
¿Qué méritos políticos tiene Zavala para pensar, primero, en disputar la presidencia del partido y ya encarrerada subirse a la sucesión presidencial?
Cierto, Zavala fue diputada federal, una más, sin ser una lumbrera que destacara ya no en la Legislatura sino en su propia fracción.
Aún dentro del propio PAN no recuerdan una iniciativa importante que haya presentado y prosperado; su camino a los reflectores se dio cuando su esposo resultó electo primero candidato y después presidente de la República.
Zavala ha cuestionado severamente el trabajo de Madero al frente del PAN; y quizá tenga razón en hacerlo.
Pero también debería recordar que cuando su esposo fue Presidente de la República, su familia, es decir, su grupo político, se apropio del partido con resultados adversos igualmente.
¿Ya no recuerda los pésimos resultados electorales obtenidos con Germán Martínez en la elección intermedia del 2009 que obligó a su renuncia?
Martínez fue sustituido por César Nava, cuyo pobre desempeño le ocasionó un daño político y electoral al PAN pero Nava, que había sido secretario particular de Calderón, se negó a renunciar, igual que ahora lo hace Madero.
Zavala y su esposo están por anunciar su salida del PAN para construir una “opción política ciudadana’’ que, por ley, no podrá ser partido político hasta dentro de seis años.
Pero la figura del candidato independiente le abre una puerta por la que quien sabe si quepan la michoacana y su esposo.
Ya se verá.
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El viernes pasado regresó al Senado la ex candidata de PRI a la gubernatura de Nuevo León, Ivonne Álvarez, muy quitada de la pena.
Tan quitada, que entre sonrisas y abrazos –algunos forzados-, la senadora norteña dijo a quien quiso escucharla que ya tiene la bendición de Los Pinos para ocupar el cargo de directora de lo que queda de la Lotería Nacional para la Asistencia Pública.
Quien sabe si sea cierto, pero el comentario no cayó nada bien entre los priistas que se preguntan si luego de haber perdido como perdió la elección por la gubernatura, se merece un “reintegro’’ como la dirección de la Lotenal.
¿Pues dónde se compran esos billetes?
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Jorge Luis Preciado, ex candidato del PAN a la gubernatura de Colima, anunció que pedirá la anulación de los comicios debido a diversas irregularidades detectadas durante la campaña y el día de la votación.
La diferencia entre Preciado y el candidato del PRI, Ignacio Peralta, es de apenas 0.18%, poco menos de 500 votos, por lo que el asunto llegará hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
No sería la primera vez que se anula una elección de gobernador en Colima.
El 29 de octubre del 2003, el TEPJF anuló la elección que había ganado el priista Gustavo Montes Vázquez –quien ganó un año después la segunda elección para fallecer meses después en una accidente aéreo- cuando se comprobó que el entonces gobernador, Fernando Moreno Peña, violó la legislación electoral al poner el aparato estatal al servicio del candidato tricolor.
¿Se repetirá la historia?