La diputada Josefina Vázquez Mota exhibió ayer una porción del músculo con el que pretende hacerse de la candidatura del PAN a la Presidencia de la República.
Presentes en el evento 70 diputados federales, una decena de senadores, el gobernador de Sinaloa, el secretario particular del presidente Felipe Calderón, empresarios y políticos locales que decidieron apoyar política y económicamente a la legisladora en lo que bien puede constituirse como el arranque de la precampaña.
La diputada iniciará una gira nacional para llevar su informe, o sea el mensaje político con el cual busca posicionarse como la mejor elección para los panistas.
El discurso fue cuidado, guardando las formas para no enemistarse antes de tiempo con el PRI, pero los mensajes subliminales quizá fueron más efectivos.
Por ejemplo, el hecho de abrir al público el costo del evento y cómo es que fue financiado, algo que hasta ahora ninguno de los precandidatos de cualquier partido, incluido el PAN, ha hecho.
En el Teatro Metropolitan se cuestionaba si el gobernador de Sonora, Guillermo Padrés o el de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, estarían dispuestos a informar quiénes y cómo financiaron la movilización de 10,000 personas cada uno, “invitadas’’ a los actos de precampaña del secretario de Hacienda Ernesto Cordero, el fin de semana.
Lo cierto es que si Josefina Vázquez dejó la puerta abierta para que la gente se entere del costo de este evento tendrá que hacerlo para todos los que le siguen; a ver si cunde su ejemplo.
Otro mensaje cifrado de la legisladora fue su declaración de que ha recibido presiones para que ceder en la designación de los tres consejeros electorales que hacen falta al IFE. Lo interesante del asunto es que parte de esta presión viene desde su propia casa, es decir, algo así como fuego amigo.
¿A poco eso pasa en el PAN? ¿Verdad que no?
Esta semana un grupo de priístas del DF pedirán la renuncia del presidente de la Comisión de Justicia Partidaria del Comité Nacional del PRI, Homero Díaz Rodríguez, por su “actitud pusilánime’’ que obligó la intervención del Tribunal Electoral del Distrito Federal para anular el proceso de selección del presidente del PRI-DF.
Díaz Rodríguez tuvo durante semanas en su escritorio los argumentos legales para detener el proceso pero se mostró indolente o complaciente, como quiera llamarlo, por lo que fue necesario que el TEDF tomara una decisión que en principio correspondía al partido.
Por eso y por sospechas de que favorecía a una fórmula en el proceso, un grupo de priístas del DF pedirán a Humberto Moreria la cabeza de su presidente de “justicia partidaria’’.
Pues que siempre sí habrá diálogo entre el escritor Javier Sicilia y diputados y senadores, dispuestos a incluir en la Ley de Seguridad Nacional los requerimientos del movimiento que encabeza Sicilia.
Lo que no está claro es cómo se dará este diálogo si el escritor ha descalificado al Congreso y cuestionado severamente a cada uno de los partidos políticos, los cuales están dispuestos a complacerlo. ¿Eso es diálogo?