>No hay duda de que las elecciones federales del domingo serán las más vigiladas en la historia de México.
A ello contribuye, sin duda, el avance de la tecnología, las redes sociales y el mayor involucramiento de la sociedad en un proceso que culmina, en esta segunda etapa, con la emisión del voto.
Todos los actores políticos se expresaron; surgieron nuevas corrientes que también manifestaron sus ideas, sus filias y sus fobias.
Los medios de comunicación, de acuerdo con la última medición presentada por el IFE y realizada por la UNAM, cumplieron en el 99% la transmisión de más de 46 millones de spots de todos los partidos.
También se destinó un tiempo equitativo para la cobertura de las actividades de los candidatos presidenciales.
El IFE realizó una labor titánica para capacitar a cientos de miles de ciudadanos que serán los funcionarios de casilla; todos los partidos tienen cubierto, en el peor de los casos, el 90% de todas las casillas que se instalarán el domingo en territorio nacional.
Para este proceso electoral, se destinaron más de 3,300 millones de pesos; todo, para la elección de seis gobernadores y un jefe de gobierno, 500 diputados y 128 senadores más, desde luego, el futuro Presidente de la República.
Se dieron de alta en el padrón más de 84 millones de mexicanos aunque en la lista nominal, es decir, las listas que habrá en las casillas a la hora de votar, se registraron 79.4 millones de electores.
Todo se dijo en 90 días de campaña; hasta se firmó ayer un compromiso de civilidad en el que los candidatos presidenciales se comprometen a respetar los resultados y, en su caso, canalizar sus inconformidades por la vía legal. Ya se verá.
Con todo lo anterior, no hay pretexto o justificación para que usted no ejerza su derecho a elegir quiénes nos gobernarán.
No hay pretexto; vote. Después no se queje.
>Se revelaron por fin las fotografías y nombres de los federales que asesinaron a tres de sus compañeros en la terminal dos del aeropuerto internacional de la Ciudad de México; hasta una recompensa de cinco millones de pesos se ofrece por su captura.
Pero el asunto sigue oliendo mal, apestando a corrupción quien sabe hasta qué nivel.
Porque no se explica sin que hubiera complicidad de por medio, de las cámaras que vigilaban el sector donde ocurrieron los hechos “fueron desviadas’’, es decir, atendían a otro foco en lugar de concentrarse en la supuesta balacera.
Si como explicó Luis Cárdenas Palomino, jefe de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal, las cámaras dizque de seguridad del aeropuerto no son operadas por la Policía Federal, ¿quién o quiénes dieron la orden para que el foco de las cámaras se desviara?
¿Hasta donde puede llegar la corrupción en el aeropuerto si a un ciudadano común no le es permitido ingresar a la sala de espera ni con una loción que supere los 100 mililitros?
¡Qué jodidez!