El secretario de Gobernación Francisco Blake Mora entregará hoy al Congreso el penúltimo informe de labores del presidente Felipe Calderón Hinojosa.
El presidente en turno de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados –al cierre de este espacio seguía sin haber acuerdo entre los partidos-, recibirá un grueso documento, como es tradicional pero, a diferencia de otros Informes de Gobierno, corresponderá a cada dependencia federal informar de su actividad en los últimos 12 meses.
Así pues todas las Secretarías de Estado y organismos públicos, ofrecerán hoy conferencias de prensa, previo a la entrega del documento, en las que explicará los avances en sus metas.
De hecho, parte de esta estrategia se ha visto ya reflejada en medios impresos, en los que las dependencias han enumerado los avances en sus responsabilidades.
Ello desde luego no elimina la obligación constitucional de que los secretarios de estado comparezcan ante diputados y senadores para la famosa –y poco útil glosa-, a la que los obliga la ley.
Pero, más allá de las cifras y datos que se presentarán hoy, lo que genera expectación realmente es el mensaje del propio presidente Calderón, programado para mañana.
Calderón llegará a penúltimo informe de gobierno en medio de una crisis de seguridad –crisis que ha marcado su administración-, y con un grado de aceptación entre la población de apenas el 53 por ciento.
Si le preocupa o no el porcentaje, lo cierto es que el Presidente no tendrá tiempo, como ocurría en las presidencias priístas, para dedicar su último año de gobierno “ha recoger los frutos de lo sembrado’’.
Si usted escucha en su colonia el clásico “hay tamales oaxaqueños, calientitos…’’ salga a ver si de casualidad el vendedor no es Jonás Larrazábal, el hermano incómodo del presidente municipal de Monterrey.
Según el abogado de este personaje, Larrazábal es un honrado comerciante de productos oaxaqueños y en los videos se le captó justo cuando iba a cobrar las entregas.
Evidentemente Larrazábal –el incómodo- y su abogado creen que la población es retrasada mental.
No mostró facturas ni ningún documento que sustentara su dicho.
Pero de acuerdo “con informes de personal cercano a la investigación’’ –es una muletilla propia de la nota roja-, se descubrió que Larrazábal conseguía su producto directamente de la fábrica “Queso Bornotes’’.
En un acto de austeridad -y racionalidad, por qué no-, el magistrado presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, José Alejandro Luna Ramos, tomó la decisión de renunciar a los 96 mil 622 pesos anuales adicionales a su sueldo base, que por derecho tiene en su calidad de Presidente.
A lo mejor para muchos la cantidad es poca, pero lo importante es el mensaje de austeridad que quiere enviar el presidente del Tribunal, en un entorno en el que precisamente los órganos electorales, sobre todo el Instituto Federal Electoral, ha sido duramente cuestionado por su poca proclividad al ahorro.
Por algo se empieza, pues.