Al PAN le ¡urge! un organizador de campaña en el estado de México o de lo contrario su candidato, Luis Felipe Bravo Mena, ni siquiera podría arañar el tercer lugar.
El acto tan anunciado de “relanzamiento” de la campaña del panista en realidad se trató de “amontonamiento” de los siete precandidatos presidenciales y otros connotados miembros del blanquiazul.
Ninguno de los siete, que supuestamente fueron a reforzar a Bravo Mena, cumplen o cumplieron un papel específico en el reforzamiento de la campaña; todos posando para la foto en lo que ha sido la segunda pasarela de aspirantes presidenciales.
Pero el discurso, la actitud y hasta los programas de campaña del panista siguen siendo lo mismo.
No hubo cambio del discurso, vamos, ni siquiera del tono, a pesar de que material no le ha faltado a los albicelestes.
Si en el cuartel general del PAN, a cargo de Gustavo Madero, creen que amontonando gente en el templete, por muy famosos o reconocidos que sean van a sumar votos, mejor que vayan pensando en otra elección.
Y mientras Bravo Mena y los panistas se asoleaban en el estado de México, en el DF Andrés Manuel López Obrador realizó su mitin que, por cierto, dejó de tener la relevancia mediática de otros tiempos.
Al tiempo en el que el tabasqueño se lanzaba contra la “mafia en el poder”, en Bonn, Alemania, Marcelo Ebrard se despachaba un discurso verde, es decir, en defensa de la ecología en su calidad de presidente del Consejo Mundial de Alcaldes sobre el Cambio Climático.
No se piense que Ebrard no quería estar junto a López Obrador, no, pero le cayó como anillo al dedo que la reunión en cuestión haya coincidido con la fecha del evento del tabasqueño con el cual son más notorias las diferencias ideológicas.
Pues no fue –hasta ahora no ha sido- un gobernador pero si un excandidato a gobernador y ex presidente municipal priísta el detenido por violaciones a la ley de armas.
Ya se han vertido ríos de tinta sobre el caso de Jorge Hank Rhon, detenido gracias a una “llamada anónima” en la que se advertía que el hijo del profesor Carlos Hank tenía un arsenal en casa.
Bueno, cualquiera que lo conocía sabía de su pequeño ejército que lo custodiaba y no traían resorteras ni cerbatanas de “chochitos” para defenderlo.
Haces unos años, cuando Hank disputó la gubernatura de Baja California, Carlos Abascal Carranza se encargó se suturar las heridas del panismo local para evitar que Hank se hiciera de la gubernatura.
“Evitar que gane Hank es una prioridad para el Estado mexicano”, dijo Abascal.
En ese entonces y luego de recordarle las sospechas que pesaban en su contra, Hank, tranquilo, dijo que, efectivamente, se le acusaba de todo pero nada le habían comprobado.
Ahora está detenido, acusado de acumulación de armas, en una situación complicada pues muchos de quienes se decían sus amigos nomás no le entran a su defensa. Hummmm…