Hasta antes de la elección pasada, mucho se dijo sobre las posibilidades de que el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, pasara a formar parte del gabinete presidencial una vez entregado el cargo.
Si es que alguna vez se pensó que tal escenario era serio, los resultados de la elección del domingo, que los priistas atribuyen a los escándalos de los Medina –el papá y el hijo gobernador-, lo han sepultado.
Igual que los escándalos del papá de Aristóteles Sandoval, gobernador de Jalisco, que incluso contemplaban el diseño de una estrategia para perfilarlo como candidato presidencial en el 2018.
Ni Medina será parte del gabinete ni Sandoval será candidato presidencial.
Por el contrario, los propios priistas piden ahora a Medina una explicación sobre las acusaciones que se le hicieron respecto al traslado de cientos de millones de pesos a paraísos fiscales.
Y a Sandoval, que explique cómo es que su padre es quien maneja a la burocracia estatal, premia y castiga a los empleados y se da tiempo para, desde el Poder Judicial del estado, impulsar a su hijo como candidato presidencial.
Medina ya perdió Nuevo León para el PRI; Sandoval perdió la capital y la zona metropolitana de Jalisco y, como va, si seguramente también está condenado a perder el estado en las próximas elecciones.
Y eso ni su papá lo va poder impedir.
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El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ordenó ayer al Tribunal Electoral de Nuevo León que emita una nueva resolución respecto a las posibles violaciones a la legislación electoral estatal por parte de Jaime Rodríguez alías “El Bronco”, virtual gobernador electo de la entidad.
Y aunque la orden es simplemente que se reponga el proceso, no faltó quien ayer mismo acusara a las autoridades electorales de querer quitarle el triunfo al Bronco, es una especie de complot entre el gobierno federal y el TEPJF.
Nada más absurdo.
Lo que se investigará es si una imagen del “Bronco”, difundida en un puente vehicular y realizada con esos rayos láser de color verde, fueron o no ordenados por el virtual ganador de la elección.
Si lo fue, habrá una sanción como muchas que hemos visto –pero que no sabemos si se pagan- y si el Tribunal local no encuentra elementos, se acabó el problema.
Pero eso del complot, es de paranoicos.
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Sin tanta alharaca, el gobernador de Hidalgo, Francisco Olvera, sacó sin sobresaltos la elección intermedia en su estado.
El PRI ganó siete de siete distritos federales en disputa, es decir, carro completo, con lo que Olvera seguramente tendrá un papel preponderante a la hora de la elección del candidato priista a la gubernatura, que deberá conocerse a más tardar entre diciembre de este año y febrero del siguiente.
Olvera demostró ser un operador eficiente y con ello, seguro que podrá incidir en la decisión final que, ya se sabe, se toma en Los Pinos en base a encuestas y trabajo político.
Lo mismo ocurrirá, seguramente, con los gobernadores de los otros estados, entre ellos Quinta Roo, que le rindieron buenas cuentas al PRI y a su líder natural.
Que ya sabemos quién es.
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En el PRD de la capital ya no saben a quién responsabilizar de la derrota que sufrieron a manos de su medio hermano, el partido de Andrés Manuel López Obrador.
Y es que el presidente del PRD capitalino, Raúl Flores, ya se sentía presidente de la Asamblea Legislativa pero, como Morena tiene la mayoría, pues tendrá que ser para la reencarnación porque en la siguiente legislatura nomás no será.
Flores será, quizá, el coordinador de su fracción, pero no más.