Sin duda la estrella de la jornada electoral fue Jaime Rodríguez mejor conocido como “El bronco”, que le arrebató al PRI la gubernatura de Nuevo León.
Como en el año 2000, cuando ganó la Presidencia de México Vicente Fox, todo fue festejo ayer en la Macroplaza de Monterrey, luego de que las encuestas de salida, todas, colocaron al “Bronco” como el nuevo gobernador.
Las lecturas sobre la derrota de los candidatos del PRI y el PAN serán muchas; ambos partidos, sin embargo, escogieron a sus mejores representantes para la competencia, pero no les alcanzó.
La derrota del PRI será abonada a la mala imagen del gobernador Rodrigo Medina, cuyos escándalos -como las cuentas secretas en paraísos fiscales-, afectaron ostensiblemente la campaña de la candidata Ivonne Álvarez.
Los regios decidieron aventurarse, en el más amplio sentido de la palabra, por un candidato al que medianamente conocían cuando militó en el PRI y fue presidente municipal.
Pero el discurso “bronco” en contra de la corrupción, la inseguridad y a favor de la transparencia, le generó las simpatías necesarias para ganar.
Igual que Fox en el 2000 y sus “tepocatas y víboras prietas”.
La decisión está tomada. “El Bronco” será el gobernador de Nuevo León, la entidad industrializada por excelencia, la joya de la corona en estas elecciones.
“El Bronco” ya dio la sorpresa ganando; lo que espera la gente es que también sorprenda –para bien-, gobernando.
Y que no actúe como Fox, en el 2000.
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Todavía ni le levantan la mano oficialmente y ya hay quienes ven al “Bronco” como candidato independiente para la Presidencia en el 2018.
Seguro que ayer, tras la victoria, no faltó algún asesor acomedido que le empezó a susurrar en el oído que “tiene con qué llegar” a Los Pinos.
Puede, pero primero tendrá que demostrar que sabe gobernar un estado como Nuevo León, antes de pensar en la grande.
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Morena, el partido propiedad de Andrés Manuel López Obrador, fue sin duda el ganador de la elección para diputados federales y jefes delegacionales.
Mientras que el PRI podría tener entre 196 y 203 diputados -contra los 214 que tiene en la actual Legislatura-, Morena pasó de 12 diputados a una proyección de entre 34 y 40 diputados.
En la disputa por las delegaciones, al cierre de este espacio llevaba una delantera indiscutible en cinco de 16 delegaciones, nada mal para una primera aparición formal ya como partido escindido del PRD.
También el Partido Verde Ecologista de México aumentará su presencia en la Cámara de Diputados. De acuerdo a las proyecciones del INE, su bancada será de entre 41 y 48 diputados contra los 27 que tiene actualmente.
El PAN se mantendrá en sus números actuales –tiene 113 diputados- y la proyección es que tenga entre 105 y 116 legisladores; igualmente Nueva Alianza, con 10 diputados actualmente, se mantendría con esos números pues se proyecta que sus legisladores sumen entre 9 y 12.
Al que si le fue mal, no solo por la pérdida de un buen número de delegaciones, la derrota en Guerrero –pese a la victoria en Michoacán-, es al PRD pues perderán el 40% de sus curules en San Lázaro.
El PRD tiene 99 legisladores y las proyecciones del INE le conceden un número de entre 51 y 60 diputados.
Como puede darse cuenta, los diputados que perdió el PRD son los mismos que tiene Morena.
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Luego de que “su” candidata, Claudia Pavlovich, ganara la gubernatura de Sonora, ¿alguien se atrevería a cuestionar la llegada de Manlio Fabio Beltrones a la presidencia nacional del PRI?
Porque arrebatarle el estado al PAN no fue un paseo dominguero.
El PRI, por cierto, aventajaba en Sonora, San Luis Potosí, Colima, Guerrero y el importantísimo estado de Campeche –por aquello de la reforma energética-, en tanto que el PAN le quitaba al PRI Querétaro y mantenía Baja California Sur.
El PRD ganaba Michoacán pero perdió Guerrero y Nuevo León, ya sabe, la ganó un independiente con sangre tricolor.