La candidatura de Alejandro Encinas al gobierno del estado de México unificará a las izquierdas pero acabará con la alianza que el PRD forjó con el PAN en comicios recientes.
Encinas será el candidato porque ya le dio el visto bueno la nomenclatura del PRD, incluidos Marcelo Ebrard y Jesús Ortega, además, desde luego, de su mentor, Andrés Manuel López Obrador con el que comienza hoy una gira por el estado de México.
Y aunque en el PRD y en el mismo PAN insistan en mantener viva la posibilidad de una alianza en torno a Encinas, este declaró ayer que no quiere ir en sociedad con los albicelestes, que puede solo.
En tanto en el PAN, no quieren a Encinas porque fue uno de los principales apoyos en la campaña que montó López Obrador para descalificar el resultado de las elecciones presidenciales del 2006.
Priístas y panistas creen que la candidatura de Encinas se podría impugnar pues está en duda la residencia del perredista en el estado en los últimos 10 años, pero el argumento es tan frágil como que el ex jefe de gobierno del DF es diputado federal por el Edomex.
Encinas ya fue candidato a la gubernatura del estado; perdió en contra de Emilio Chuayffet; es un político que conoce la entidad y que tiene, en el oriente mexiquense, en los municipios de alta marginación como Ecatepec y Netzahualcóyotl, a su base más importante.
Cierto es que el PRI recuperó los gobiernos de esos municipios, pero la base sigue ahí, a la espera de la aceitada que deberá dársele para echar a andar las huestes perredistas.
Dados precisamente los resultados de las elecciones municipales pasadas, pareciera que el PRD no es un enemigo importante; quien haga esa valoración se equivoca.
Desde mañana podrá evaluarse qué tanto pesan juntos, López Obrador y su obra, Encinas.
El más contento con la decisión de Alejandro Encinas de participar en elección del estado de México fue el senador del PAN, Ulises Ramírez, que espera la fractura definitiva de la eventual alianza con el PRD para agenciarse la candidatura blanquiazul.
A menos que vaya Josefina Vázquez Mota. Eso modificaría el escenario.
¡Vaya manera despedida de Beatriz Paredes Rangel!
La presidenta del PRI tenía preparado un discurso para leer en el evento de cambio de dirigencia de la Confederación Nacional Campesina (CNC), pero tuvo que doblarlo y guardarlo en su bolsa pues los inquietos campesinos que medio llenaron el Auditorio Nacional abandonaron el lugar en cuanto el nuevo líder, Gerardo Sánchez García, terminó de leer su discurso.
Sería porque los “invitados’’ tenían prisa por llegar a la comida que se organizo en el estacionamiento del PRI o porque querían regresar temprano a sus casas, lo cierto es que la tlaxcalteca improvisó un discurso de cuatro o cinco minutos.
Se esperaba que el de ayer fuera su discurso de despedida, con la grandilocuencia que la caracteriza, pero no hubo tal. Ni tiempo le dieron.
¿Sería a propósito?