Hace unas semanas, luego del descubrimiento de varias fosas clandestinas en colonias aledañas a la ciudad de Durango, comentamos en este espacio que el hallazgo sería desgraciadamente superior al realizado en San Fernando, Tamaulipas.
Pero a diferencia de lo ocurrido en Tamaulipas, los muertos de Durango, que ayer sumaron 190 –a la espera de que el número aumente-, no tiene el mismo trató del gobierno federal ni mediático por razones desconocidas.
En sus recientes conferencias de prensa, Alejandro Poiré, secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional y del Gabinete de Seguridad, vocero de la Presidencia en este tema, no se refirió al estado, al menos no con la importancia que amerita el caso.
En cambio, Poiré ha dedicado buena parte de su tiempo para justificar la estrategia federal en Tamaulipas a partir del caso de San Fernando; hace dos semanas, Poiré dijo que el gobierno federal tenía el control del estado, lo que motivó la molestia del gobernador tamaulipeco Egidio Torre Cantú.
Otro asunto que distingue los casos de Tamaulipas y Durango es la actuación de los gobernadores.
Criticado y todo, Torre Cantú ha salido a dar la cara para tratar de explicar no la tragedia, que no se puede comprender sin una alta dosis de complicidad de las autoridades municipales y algunas estatales, sino la estrategia que diseñó para tratar de evitar que hechos como estos se repitan.
Es ya común ver a Torre Cantú haciendo antesalas en las Secretaría de la Defensa, Seguridad Pública y en la de Gobernación.
En cambio, el gobernador de Durango, Jorge Herrera Caldera, por decisión propia o la de sus “asesores”, sobre todo de un familiar incómodo, decidió aplicar la estrategia de la tortuga y esconderse en su caparazón.
¿Recuerda usted alguna entrevista o declaración de Herrera explicando o detallando su estrategia de seguridad para los duranguenses?
Tal parece que los 190 muertos descubiertos hasta ayer no le merecen al gobierno de Durango ni una declaración; total, al final de cuentas será más fácil responder que fue una herencia del gobierno anterior.
El fallido aspirante a la gubernatura de Guerrero, el priísta Manuel Añorve Baños, ofrecerá hoy una conferencia de prensa en el DF para defender la estadía del Tianguis Turístico en el puerto de Acapulco, del que es presidente municipal.
Lo malo para Añorve es que otros destinos turísticos con mejores servicios y sin tanta violencia comenzaron sus propias campañas en busca de ser escogidas como sedes del Tianguis.
Además de Cancún y Los Cabos, no pierda de vista el puerto de Mazatlán, que pese a todo desde hace varios años comenzó a recuperar la fama de destino seguro que amenazaba perder.
¿Cómo pues creerle a Añorve cuando el puerto es un desastre en servicios y seguridad?
A ver si no se molestan en Estados Unidos luego de que el presidente Calderón, al justificar la presencia del Ejército en el combate al narco, dijera en Nueva York que “no los estaba mandado a Irak a defender quién sabe qué intereses”. Upsss.