>Nadie se explica el por qué el presidente Felipe Calderón Hinojosa retomó una iniciativa que había presentado en febrero del 2003, siendo diputado, para cambiar el nombre de los Estados Unidos Mexicanos a México.
Pareciera que se trata de un distractor de la opinión pública para llevar el debate a un tema que no es nuevo, que fue planteado por primera vez en 1993 por el entonces diputado del PRI, Florencio Salazar Adame y retomado en el 2007, por Alejandro Zapata Perogordo y en el 2010 por el panista Guillermo Tamborrel, a la cabeza de un grupo de 47 legisladores del blanquiazul.
¿Cuál es el beneficio político de insistir en el cambio de nombre? ¿En qué se beneficia el país en cambiar el nombre oficial? ¿Cuál será el costo de sustituir la papelería oficial, incluidos los billetes de uso corriente, en el supuesto de que prosperara la iniciativa de Calderón?
El tema fue ampliamente debatido previo a la celebración del Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia, sin que se llegara a una posición oficial en la Cámara de Diputados.
Ahora la iniciativa fue enviada al Senado, quizá con la esperanza de que siendo menos los legisladores, mayor posibilidad habría de ser aprobada.
Si así fuera, entonces el gobierno de Enrique Peña Nieto tendría nueva papelería, como ocurrió con Vicente Fox con su “águila mocha”, que si bien no modificó el nombre, modificó en escudo en la documentación oficial.
>Ayer seguían los cabildeos entre la dirigencia nacional del PRD, sus gobernadores y los coordinadores parlamentarios en el Congreso para fijar una posición unitaria respecto a la toma de posesión de Enrique Peña Nieto.
El coordinador de los senadores del PRD, Miguel Barbosa, aseguró que está descartada la toma de la tribuna, pero no dijo si solo por parte de los senadores o también de los diputados que si bien perdieron a su “Fernández Noroña” con la licencia de Martí Batres, sigue teniendo en sus filas a varios integrantes del Bronx perredista.
Como quiera, hasta el momento parece que se va imponiendo la corriente moderada, en la que se ubican Miguel Mancera, Graco Ramírez, Arturo Núñez y el propio Ángel Aguirre Rivero, además de “los chuchos” que, sin embargo, no hayan como quitarse la presión de los duros que quieren hacer entrar a Calderón y Peña por la puerta de atrás.
>La Asamblea Legislativa del Distrito Federal, dominada por la mayoría perredista, enviará una invitación al presidente Peña Nieto para que acuda a la toma de posesión de Miguel Ángel Mancera, el 5 de diciembre próximo.
La respuesta de Peña dependerá del trato que reciba de los perredistas en su toma de posesión, el primero de diciembre próximo.
Es simplemente una cuestión de reciprocidad política, parlamentaria.
Sería histórico que un Presidente de la República acuda a la ALDF; ni Zedillo, ni Fox ni Calderón lo hicieron.