>Dicen que “lo que no mata, fortalece”.
Está por verse si la frase aplica al PRD, luego de la renuncia de su último gran tlatoani, Cuauhtémoc Cárdenas.
El ingeniero, como era conocido por propios y extraños, renunció por diferencias que sostenía con el partido desde hace más de una década.
Se tardó en irse, ciertamente, pero por mucho peso moral que se le atribuya, su salida del partido podría no ser más importante que la de Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo.
El PRD ha sufrido a lo largo de sus 25 años el abandono de las figuras que lo convirtieron, en algún momento, en la segunda fuerza política del país.
Le renunciaron Gilberto Rincón Gallardo y un buen número de fundadores –Jorge Alcocer, entre ellos-, antes de la elección de 1994; Rincón Gallardo formó el partido Democracia Social, de efímera vida.
Le renunció en el 2000 el también fundador Porfirio Muñoz Ledo, que luego se fue a trabajar en el gobierno de Vicente Fox.
Y renunció también Andrés Manuel López Obrador, en el 2012, considerado el perredista más influyente, para crear su partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
Desde que se le concedió el registro a MORENA, se esperaba que una legión de perredistas renunciaran para sumarse al las filas del lopezobradorismo.
Pero ello no ha ocurrido y quién sabe si ocurra en los próximos meses, cuando se repartan las candidaturas a puestos de elección popular.
Ayer no se habían presentado más renuncias en cascada, como se suponía que ocurriera tras la renuncia de Cárdenas.
Y no han ocurrido porque, a diferencia de López Obrador, Cárdenas no tiene un partido, fundación o lo que se le parezca que permita mantener la exhibición política con sus respectivas recompensas.
Cárdenas, con todo y sus innegables aportaciones a la apertura política en el país, está solo; quienes renuncien al PRD, no lo harán para seguirlo, sino para sumarse a otro partido político, desde donde puedan seguir no solo impulsando sus ideales, sino seguir pegados al presupuesto.
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>Hoy al medio día en Palacio Nacional el presidente Enrique Peña hará el anuncio que tanta expectación ha despertado.
El tema será la seguridad y el estado de derecho, la creación de un mando único nacional para unificar a las policías municipales.
El qué, pues, está claro, nomás falta conocer el cómo y el cuándo se hará.
Y, desde luego, conocer si habrá cambios en el gabinete, justo cuando se cumplen dos meses de la desaparición de los 43 normalistas en Iguala.
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>Para que no quedara duda sobre la relación entre ambos, el gobernador de Hidalgo, Francisco Olvera, llamó “hermano mayor” al secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, durante la reciente visita del presidente Enrique Peña a la entidad.
Y es que desde la llegada de Osorio a Gobernación, han corrido las versiones de una pésima relación entre ambos; Olvera relevó a Osorio en la gubernatura de Hidalgo.
El gobernador dejó en claro que la relación con el titula de Gobernación, “fluye”, como dicen los políticos.
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>Hablando de gobernadores, Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo, salió ayer en defensa del programa de reformas del presidente Peña.
Borge agradeció la inversión federal en Cancún, superior a los 1,200 millones de pesos este año, y dijo que el Presidente “ha tenido los pantalones” de impulsar las reformas estructurales que el país necesitaba.
Un reconocimiento que no se escuchaba desde el estallamiento de la crisis en Iguala.