Durante una guardia mientras realizaba mi período de residencia en Cardiología, me avisaron que había llegado al servicio de Urgencias, una paciente de 86 años de edad cuyo síntoma era una sudoración muy abundante de unas 4 horas de duración y mencionaba que las dos semanas previas había tenido falta de aire, que la despertaba por las noches.
Dado que era diabética, la primera sospecha es que presentaba un infarto, por lo que procedimos a tomarle un electrocardiograma, que efectivamente mostraba un infarto agudo del miocardio de la zona anterior, a pesar de que nunca le dolió el pecho. Un caso como éste, ilustra perfectamente un hecho muy interesante que quiero compartirles: uno de cada diez pacientes con infarto, nunca tuvieron dolor.
Las personas que tienen falta de circulación en el corazón y que no les duele, son un grupo muy heterogéneo pues pueden ser de ambos sexos, de diferentes edades y con diversas enfermedades asociadas. A la mala circulación en el corazón (en las coronarias específicamente) se le llama isquemia por lo que la enfermedad a la que nos estamos refiriendo, es conocida como isquemia silente.
Aclaro que hay pacientes que no tienen dolor pero manifiestan su mala circulación coronaria con falta de aire, con desmayos, arritmias u otros problemas que en conjunto son llamados síntomas equivalentes, pues aunque no son la típica angina de pecho manifestada por dolor intenso, representan exactamente lo mismo por lo que las llamamos equivalentes, o sea que valen lo mismo.
Las principales razones de que estas personas no sientan dolor, están relacionadas con su alta tolerancia al dolor o a enfermedades que les impiden una buena transmisión nerviosa, como pasa con los diabéticos.
Es de llamar la atención que estas personas toleran muy bien el dolor, lo cual es debido a que su cerebro tiene un mayor umbral al dolor, pues los centros neurálgicos están muy alterados y no se estimulan normalmente cuando hay dolor originado en el corazón, pues les recuerdo que el corazón realmente sí duele.
Se han hecho experimentos con voluntarios que tienen demostrado que padecen isquemia silente, que sorprenden muchísimo. En un estudio se les aplicaron electrodos en los espacios interdentales y se les pasó electricidad a dosis creciente, a dos grupos de personas: individuos sanos y pacientes con isquemia silente. Se demostró que éstos toleraban tres o más veces, la cantidad de electricidad que toleraban las personas sanas.
Lo que los médicos debemos hacer en estos casos, es identificar oportunamente a las personas que padecen de isquemia miocárdica y que no han tenido dolor. El grupo que debemos estudiar es el de los pacientes diabéticos, sobre todo si son fumadores y con colesterol elevado.
A estos pacientes se les practica un electrocardiograma de esfuerzo y un examen de sangre para determinar su nivel de proteína C reactiva, como les planteaba en la columna previa.
Los pacientes que no pueden hacer ejercicio por obesidad, edad avanzada, mala condición física u otra causa, deben ser estudiados con una prueba de Medicina Nuclear conocida como talio-dipiridamol, consistente en la aplicación de un medicamento por la vena, que estimula a las coronarias y expone a las que tienen una lesión obstructiva por grasa y se obtienen imágenes que demuestran el sitio donde no circula bien la sangre.
En la Figura 1 les muestro un caso real, que estoy tratando hace poco tiempo; la imagen es de Medicina Nuclear y muestra isquemia sin dolor, puesto que la zona amarilla y rojiza debería ser “una dona” completa y pueden ver que le falta un pedazo que corresponde al área donde no llega suficiente sangre, a pesar de que al paciente no le duele nada.
Una alternativa excelente y más barata, es la aplicación de dobutamina por la vena, otro medicamento que estimula la fuerza del corazón y al mismo tiempo se obtienen imágenes por ultrasonido, que también identifican los sitios donde no circula la sangre correctamente.
En conclusión, del diez al quince por ciento de todos los pacientes con mala circulación coronaria, tienen varias situaciones que les impiden sentir dolor pero están tan graves como los que tienen la angina de pecho clásica, incluso, podríamos considerar que están peor, pues ellos no sienten nada y considerando que el dolor es el perro guardián de la salud, sus médicos no los consideran en riesgo al carecer de dolor. Así pues, les recomiendo que aprendan de estas líneas y juzguen si están en riesgo pues su vida está en juego.
Mail: ricardo.jauregui03@gmail.com
Hasta la próxima.