Desde el punto de vista anatómico, los médicos hacemos muchas comparaciones entre diversas partes de nuestro cuerpo y diversos objetos comunes, partes de animales y aún frutos o plantas.
Al cerebelo se le ha llamado “árbol de la vida” por el aspecto que tiene al ser observado al microscopio. Al hueso más grande de la pierna se le llama “tibia” que significa “flauta” en realidad, pues el nombre se refiere a su forma anatómica.
Las cavidades cardíacas que reciben toda la sangre venosa son llamadas aurículas, un nombre con un origen muy interesante, derivado de auris que quiere decir oreja y cula/culum que es diminutivo. Por lo tanto aurícula significa literalmente, “oreja pequeña” por tener ese aspecto.
Lo curioso es que además, cada cavidad auricular tiene una zona más pequeña que se proyecta hacia la parte frontal del corazón, que es llamada “orejuela” en Medicina, nombre que significa también “oreja pequeña” en latín. De manera tal que el corazón tiene orejas pequeñas, las que a su vez tienen orejitas y más allá de la falta de imaginación de nosotros los médicos, estas cavidades del corazón tiene una gran importancia para el desarrollo de enfermedades del aparato circulatorio.
Las aurículas son también llamadas atrios del corazón por ser el sitio de la recepción de la sangre y tienen varios aspectos médicos muy interesantes. Están hechas de músculo cardíaco, por lo tanto también puede haber infarto del miocardio auricular. En condiciones normales, las aurículas son las responsables de recibir la sangre venosa que viene de los pulmones, ya oxigenada, en el caso de la aurícula izquierda y toda la sangre venosa que viene de todo el cuerpo a través de las enormes venas cavas superior e inferior, llega a la aurícula derecha. Para poder enviar la sangre a los ventrículos, las aurículas deben contraerse y esto es fundamental para la función circulatoria, pues la cuarta parte de toda la sangre que el corazón mueve minuto a minuto, depende de esta contracción auricular.
El interior de las aurículas está totalmente trabeculado, pues tiene cientos de músculos que le dan sostén y van de una pared a otra, llamados músculos pectíneos, sobre todo en sus apéndices, que ya dijimos que se llaman orejuelas.
Les conviene saber, que el ritmo cardíaco normal está regulado precisamente por las aurículas, puesto que el origen del sistema eléctrico que regula el latido cardíaco está localizado precisamente en las aurículas.
Estos son la principal causa de que haya embolias a todo el cuerpo, pues si las aurículas no se contraen correctamente, los músculos pectíneos, sobre todo los de las orejuelas, sirven como una red, donde habrán de formarse abundantes trombos sanguíneos, los que comúnmente son llamados coágulos. Un trombo que sale del corazón y viaja por el torrente circulatorio es llamado “émbolo”, de ahí que una embolia habitualmente se debe a un trombo que viene de las aurículas y que termina atorándose en un vaso sanguíneo pequeño. Al obstruir el flujo de la sangre, ocasiona lesiones muy severas que dependerán del órgano que recibió el émbolo. Por lo directo que están conectadas al corazón, las arterias que van al cerebro, llamadas carótidas, la mayoría de los émbolos van precisamente al sistema nervioso central, con las consecuencias catastróficas que todos hemos presenciado.
No es de extrañar que si las aurículas controlan el ritmo y son el principal origen de los émbolos, cuando se presenta la arritmia más común que vemos en humanos, la principal preocupación de los médicos sea evitar una embolia al cerebro.
Esta arritmia es conocida como fibrilación auricular y se refiere a que se pierde la contracción eficiente de las aurículas. Dado que cada célula del corazón es llamada también “fibrilla” miocárdica, se llamó fibrilación a este estado patológico, donde cada fibrilla se contrae por su cuenta, no en forma sincrónica, lo que provoca un caos dentro de las aurículas, pues hay remolinos de la sangre en su interior, causa directa de la formación de los trombos.
No les estoy hablando de hechos raros, pues en la población general menor a 60 años el 1% padece esta arritmia, además de que la frecuencia a los 80 años es del 8%. Ojo: ocho de cada cien personas a esta edad, pueden tener secuelas neurológicas que los dejen en silla de ruedas, por no atender esta arritmia, que es la más frecuente en la práctica clínica, de hecho, algunos países consideran a esta arritmia como una verdadera epidemia, sobre todo los europeos por la edad de sus ciudadanos.
Es además muy costoso su tratamiento, puesto que la estimación actual es que el costo terapéutico de cada paciente oscila en cinco mil pesos mensuales, un costo tremendo tanto para una familia como para una institución.
En conclusión, las orejitas del corazón son mucho más que una curiosidad anatómica, pues son fundamentales en el trabajo cardíaco normal, en mantener el ritmo del corazón y son una causa principal de morbimortalidad en el mundo.
Hasta la próxima.