Cables de marcapasos ya inservibles, trozos de catéteres para hemodiálisis o para la aplicación de medicamentos como pasa en el cáncer, embolias por fragmentos de grasa o médula de los huesos y hasta balas, se han encontrado en el corazón.
Dado que el aparato circulatorio es un sistema cerrado, se requiere que su integridad se rompa de alguna manera externa, para que un elemento extraño a la circulación penetre y se aloje en alguna parte del corazón.
Pero no sólo los médicos ocasionamos la presencia de cuerpos extraños en el corazón, debido a un procedimiento terapéutico o diagnóstico fallido, sino que diversos objetos metálicos pueden llegar a alojarse en las cavidades cardíacas, pues se han descrito proyectiles de arma de fuego, municiones o diávolos de rifles de aire y hasta objetos que llegaron al corazón por autoagresión, en intentos suicidas o accidentes.
Los casos no son muy comunes, pero me pareció interesante que ustedes, amables lectores, conozcan este tema.
Con el advenimiento de tantas nuevas tecnologías invasoras, donde los médicos aplicamos muchos dispositivos en el sistema circulatorio, no es una sorpresa que el corazón se convierta en un basurero.
Por ejemplo, imaginen a una persona completamente sana que tiene un grave accidente. Las múltiples lesiones que le provoca esta situación obliga a los médicos a colocarle varios catéteres largos en los brazos, colocados en sus venas y dirigidos hacia el corazón. La aplicación se hace con una aguja larga y de gran calibre, para que pase el catéter, que es un tubo de diversos materiales plásticos inertes. No es raro que durante la manipulación, el borde cortante de la aguja decapite un pedazo del catéter, que viajará por el torrente sanguíneo venoso, hasta el corazón. La fuerza de los latidos generalmente lo impulsará hacia los pulmones, donde puede provocar una embolia pulmonar tan grave que cause la muerte de la persona. El accidente no lo mató, pero sí un catéter mal manipulado.
La frecuencia de un evento como este es baja, pero no despreciable, ya que en Centro Médico Nacional teníamos que extraer un cuerpo extraño del corazón, por lo menos una vez a la semana, sobre todo por los catéteres usados para la aplicación de quimioterapia en el cáncer.
Los pacientes con grandes traumatismos en el cuerpo, sobre todo en piernas, pueden desarrollar embolias por grasa o por médula ósea, (el tuétano de los huesos), que también es parcialmente una grasa. Estos fragmentos llegan al corazón y son enviados a los pulmones, donde ocasionan una tromboembolia pulmonar grasa, que puede ser potencialmente fatal. Esto ocurre con el 1% de los pacientes poli traumatizados, así que no es un evento extraordinario. y hasta objetos autoinflingidos. s de arma de fuego, municiones de rifles de aire que puede ser potencialmente fatal. Esto ocur
También puede haber cuerpos extraños en el lado arterial del corazón, como pasa con dispositivos que son aplicados para un problema específico y que por accidente son inadecuadamente liberados en la circulación, sin control, por lo que pueden desplazarse hacia el cerebro u otra zona del cuerpo. Este es el caso de las mallas de nitinol llamadas “stent”, a falta de un mejor nombre en español, que para ser colocadas en las arterias coronarias del corazón, se aplican adosadas a un balón que habrá de inflarse al llegar al sitio obstruido que pretendemos abrir. Sin embargo, por accidente el stent se puede soltar del globito o balón y quedar suelto en el corazón. Por lo menos tres veces me tocó, personalmente, resolver este accidente que le ocurrió a compañeros cardiólogos durante mi actividad hospitalaria, utilizando catéteres especiales para la extracción.
En alguna ocasión me tocó rescatar el fragmento de un cable de marcapaso que le habían colocado a un paciente en la yugular, mientras lo trataban en Cuernavaca y yo lo extraje a través de la vena femoral derecha después de una hora de múltiples intentos. Así que extrajimos el pedazo de marcapaso, desde el cuello y lo sacamos por la pierna.
Hasta hace unos 30 años, este tipo de problemas nos obligaban a llevar al paciente a cirugía de corazón abierto, con todas las implicaciones que esto tiene en cuanto a mortalidad y tiempos de recuperación de quienes no fallecían.
Los cuerpos extraños en el corazón no sólo provocan embolias, también pueden ocasionar la perforación cardíaca, múltiples tipos de arritmias y por supuesto infecciones que pueden ser letales. Como este tipo de elementos extraños tienden a desplazarse en el torrente circulatorio y favorecen la coagulación, no pueden quedarse jamás dentro del paciente, pero por fortuna rara vez necesitan de una cirugía mayor para que la extracción y que el corazón deje de ser un basurero.
Deseo haber cumplido con el objetivo de informarlos sobre el tema y me pongo a sus órdenes para dudas y comentarios.
Mail: ricardo.jauregui03@gmail.com
Hasta la próxima.