» Calidad de vida en un enfermo del corazón

Esta nota fue creada el lunes, 27 enero, 2014 a las 5:00 hrs
Sección: La corazonada

Entre los conceptos básicos de calidad de vida, está  la “percepción de un individuo sobre su situación vital en relación a sus valores y expectativas”, un concepto básico sobre lo que es la definición de calidad de vida. Sin embargo, el concepto debe ser mucho más amplio, pues se encuentra relacionado con la salud física, el estado psicológico y el nivel de independencia del paciente.

Casi todas las especialidades médicas han desarrollado diversos documentos que les son útiles para evaluar la calidad de vida de los pacientes que atienden. En Cardiología contamos también con instrumentos que sirven a este propósito, desarrollados a partir de estudios  clínicos, que en 1976 se iniciaron en Nueva York y que fueron ampliados en Canadá años más tarde.

Estos estudios dieron origen a clasificaciones clínicas que permitieron establecer parámetros de valoración de la capacidad vital de una persona, que se igualaron en todo el mundo. De esta manera, una persona que recibía una calificación funcional de grado IV, quería decir que tenía síntomas que le impedían hacer hasta sus labores de cuidado personal, lo que hacía imperioso brindarles un tratamiento urgente para mejorar su calidad de vida.

Estas clasificaciones siguen vigentes y también orientan sobre el pronóstico de los pacientes, es decir, establecen un tiempo probable de vida.

Los cuestionarios usados en Cardiología para evaluar la calidad de vida son ocho, ninguno desarrollado en México originalmente, aunque ahora hay varios que han sido validados. Usamos algunos europeos y americanos, además de tres que son internacionales, validados por la Organización Mundial de la Salud.

Todos están orientados a establecer medidas para asegurar a los pacientes una mejoría en su calidad de vida, puesto que la idea central de evaluarla es lograr el mayor BIENESTAR posible.

De manera colateral, permite identificar la capacidad laboral de una persona, para ver si puede continuar realizando sus mismas actividades y establecerle una fecha de retorno laboral después de una cirugía de corazón o de un tratamiento médico en el hospital.

Así pues, la valoración de la calidad de vida es un parámetro muy importante para la toma de decisiones en el tratamiento de un paciente, ya que permite evaluar el potencial beneficio de la terapia elegida, tomado directamente de las experiencias que el propio paciente nos relate.

Les comento una situación concreta, en la cual los cardiólogos evaluamos la calidad de vida y decidimos una terapia en función de mejorarla. Desde que se inició la cirugía de corazón para resolver la angina de pecho y evitar un infarto, que consiste en poner un segmento de una vena de la pierna en las arterias coronarias tapadas, ha habido una gran discusión sobre que tipo de pacientes son los candidatos a este tipo de cirugía.

Esto es debido a que el tratamiento de la inmensa mayoría de los pacientes que en la actualidad son operados, podría haberse limitado a una angioplastía o al tratamiento basado en  medicamentos, puesto que los tres tratamientos le brindan al paciente los mismos años de vida, lo que conocemos como pronóstico de vida, que es idéntico con cirugía, con medicamentos o con angioplastía coronaria (que se realiza con cateterismo).

En estos casos, que son la mayoría, los cardiólogos tomamos la decisión del tratamiento que debemos ofrecer, en función de la calidad de vida, que generalmente será mejor con una operación a corazón abierto o con una angioplastía, pero con un riesgo mayor para la vida.

Debemos evaluar muchos factores para tomar la decisión del tratamiento que vamos a ofrecer como la mejor opción para una persona. Por ejemplo, sabemos que las mujeres tienen mayor mortalidad en cirugía que los hombre, lo mismo pasa con pacientes diabéticos, sobre todo los dependientes de insulina. Los fumadores tienen también mayor mortalidad, por lo que a veces no podemos operarlos aunque lo necesiten, pues el daño en sus pulmones no permite que sean anestesiados.

Otro ejemplo típico son las personas en edad geriátrica, pues los pacientes mayores a 70 años tienen menos posibilidades de recuperarse adecuadamente de una cirugía de corazón abierto y tienen dos veces más mortalidad dentro del quirófano, de modo que la evaluación de estos pacientes es más exhaustiva y la calidad de vida que la enfermedad le impone debe ser muy mala, como para poder llevarlo a una cirugía y que eso lo lleve a otro nivel de calidad en su vida diaria.

Se puede afirmar, por lo tanto, que mejorar la calidad de vida de los pacientes puede ser un objetivo primario en su tratamiento, sobre todo cuando no podemos ofrecer más años de vida.

Parece más claro este concepto a la luz de lo que ocurre con pacientes que tienen cáncer, pero créanme que en los cardiópatas ocurre lo mismo y a veces todavía peor, puesto que hay enfermedades cardiológicas que son más agresivas que un cáncer y con pocas posibilidades de recuperación, por lo que en estos casos nuestra preocupación es mejorar la calidad de vida al no poder mejorar el pronóstico.

Este es el caso de quienes tienen una dilatación constante y progresiva de su corazón, lo que les provoca severa asfixia y ya no les permite ni bañarse solos o cambiarse de ropa, como ocurre con la cardiomiopatía dilatada, una enfermedad del músculo cardíaco relacionada con infecciones virales en el corazón. El 60% de estos pacientes ha fallecido a los 12 meses de haber enfermado y no existe un tratamiento definitivo para ayudarlos, por lo que el objetivo primario de la terapia farmacológica que les ofrecemos, es mejorar su calidad de vida y no ofrecerles más años.

Otro ejemplo muy dramático, son los niños que nacen con un solo ventrículo y cuyo pronóstico de vida es de vivir unos 10 años. En ambos casos, la única posibilidad de manejo definitivo es el trasplante cardíaco, pero como les he comentado en otras Corazonadas, la lista de espera es muy grande y el número de donadores reales es mínimo.

Basado en estos conceptos, les propongo, amables lectores, que les ofrezcan a sus pacientes todo el amor que les tengan y no escatimen en caricias y abrazos, lo que sin duda mejorará su calidad de vida.

Mail: ricardo.jauregui03@gmail.com

Hasta la próxima.





           



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