>Un mes exactamente falta para el cambio de gobierno y en la Cámara de Diputados, en donde tendrá lugar el evento, se preparan hasta por si ese día tiembla.
Hace días comenzaron las reuniones entre miembros del Estado Mayor Presidencial, la mesa directiva de la Cámara de Diputados, la policía federal y hasta la policía capitalina.
Se trata de aislar el Palacio Legislativo de San Lázaro y crear un cinturón de seguridad que impida la proximidad de manifestantes; para ello se contaría con el apoyo de la Secretaría de Seguridad Pública del DF.
La seguridad en el interior del reciento estará a cargo del Estado Mayor Presidencial y de la Policía Federal, en un segundo cinturón.
Pero si bien se puede garantizar que el arribo del presidente electo, Enrique Peña Nieto y del presidente saliente, Felipe Calderón Hinojosa, ocurran sin mayores contratiempos, nada garantiza que los diputados y senadores de oposición realicen algún tipo de manifestación.
Ya sabe usted, desde la toma de tribuna hasta el griterío en contra del “espurio”. Eso es imposible de evitar pues los legisladores tienen derecho a expresarse –si eso puede llamarse así-.
Por eso, más que el tema de la reforma laboral, los coordinadores parlamentarios del tricolor sostienen reuniones de alto nivel con sus homólogos de otros partidos para evitar que la toma de posesión de Peña se convierta en un circo.
Esa es la verdadera negociación; lo otro es un “corcholatazo”.
>En Zacatecas ya comienzan a ver con decepción la administración de Miguel Alonso Reyes, a quien incluso los propios priistas comienzan a llamar el “Rodrigo Medina” del estado.
Después de un incendiario discurso de toma de posesión en el que no tuvo empacho en criticar los excesos de su antecesora, Amalia García, de los intentos por fincarle responsabilidad penal a la exgobernadora –ahora diputada federal- y a su equipo cercano, Alonso se ha dedicado a justificar la casi nula obra pública y el incremento bestial de la delincuencia organizada con el argumento de que le dejaron un estado en quiebra.
Puede ser que sí, pero la expectativa que generó su triunfo se ha diluido; de hecho, se le conoce más por sus apariciones en revistas del corazón que por su obra pública.
Y eso ya tomó nota el próximo Presidente. Y no del PRI, conste.
>Pues nada, que el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano –antes Convergencia-, acordaron una alianza de “largo aliento” que irá, dijeron sus líderes, más allá de la discusión de la reforma laboral.
Ajá.
A ver cuánto resiste este matrimonio forzado que, curiosamente, a quienes más beneficia es al Partido Verde Ecologista y a Nueva Alianza, el partido de la profesora Gordillo, porque ahora sí se van a cotizar sus votos a precio de oro –bueno, ya los pagan así. Mejor a precio de diamante-.
A ver si es cierto que lo que les interesa el bienestar del país y no sus propios negocios, apuestas políticas, etcétera. Haga su apuesta.