Mientras el PRD y el PRI tienen definidas alianzas y candidatos –pocos dudan que Enrique Peña Nieto pueda ser desplazado-, en el PAN literalmente le andan dando vueltas al asunto.
Ayer, mientras que el PRI firmaba su matrimonio por conveniencia con el Partido Nueva Alianza de Elba Esther Gordillo y el Verde Ecologista, empresa de la familia González Martínez, y el PRD oficializaba su relación con el PT y el Movimiento Ciudadano –ajá-, José Espina, presidente de la Comisión de Elecciones del PAN, informó del laberíntico proceso que concluirá el ¡19 de febrero! con la nominación del candidato presidencial blanquiazul.
Concluir el proceso tres meses después de que PRI y PRD oficialicen a sus candidatos dejará en una clara desventaja a los panistas.
Lo anterior demuestra simplemente que el proceso interno se le está saliendo de madre a la dirigencia nacional.
Primero, porque el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), revocó el método de selección centralizada de diputados y senadores en algunos distritos y estados, es decir, que los candidatos fueran designados por el Comité Nacional del partido.
Segundo, porque pareciera que con el método anunciado ayer por Espina lo que quiere el PAN es ganar tiempo para legitimar una candidatura; recortar los tiempos implicaría recortar las posibilidades de que Ernesto Cordero creciera en las encuestas.
Pero el tiro le puede salir por la culata.
Si el PAN no se ha dado cuenta, lo que menos tienen ahora es tiempo; y pese a ello, hoy inician en Cuernavaca una serie de foros dizque para alimentar su plataforma política.
Es simplemente un vulgar placeo de los tres precandidatos que hablarán, hoy, de cuestiones sociales, y la semana próxima en Guadalajara de economía y en el DF de política.
Es decir, puras vueltas.
Nadie pone en duda los méritos académicos del nuevo secretario de Gobernación, Alejandro Poiré.
Hombre cercano a los afectos presidenciales, Poiré se desempeñó en lo que va del sexenio en posiciones ligadas a la seguridad del país; apenas había tomado la dirección del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) después de haber sido vocero de la estrategia para el combate a la delincuencia organizada.
Ahora tiene ante sí la oportunidad de demostrar que tiene el oficio político que se requiere para encabezar la dependencia en los tiempos de turbulencia electoral que vivimos y que se intensificarán en las próximas semanas.
¿Conciliación, mano dura o guante blanco? Poiré tiene la palabra.
Si Manlio Fabio Beltrones se baja, como es previsible, de la contienda priísta, dejará a Enrique Peña Nieto en la misma posición de López Obrador; la de candidato único lo que cancelaría la posibilidad de que el mexiquense realizara precampaña.
A menos claro, que en el PRI sigan en el consejo de López Obrador y ordenen que se inscriban uno o dos esquiroles para hacer como que hay elección interna.
Beltrones no se prestaría a ser un candidato testimonial.