¿Qué tendrá que hacer la dirección nacional del PRI para contener a la bufalada ansiosa de levantarle la mano a Enrique Peña Nieto?
A pesar de lo que se diga o de lo que se finja en el tricolor, las encuestas, la promoción y un especie de halo cuasi místico en el que se ha envuelto al mexiquense, motivan que lo que otrora se conocía como “cargada’’ se desborde en cada evento en el que se presenta.
Peña Nieto o su equipo no tienen que contratar camiones para llevar acarreados típicos a sus eventos; los priístas van por sí solos, en montón, a la foto, a saludo fugaz, al apapacho tumultuario. A ver al que es una especie de mesías político que los llevará de regreso a la tierra prometida.
A Los Pinos.
La bufalada ha podido ser contenida a medias; ya uno de los habituales socios del PRI, el Partido Verde Ecologista, se apresuró a levantarle la mano, no fuera a ser que le ganará en honor y privilegio.
Peña no necesita de un presentado palero que lo presente en los eventos a los que asiste; la sola mención de su presencia convoca multitudes.
La pregunta es si la generalmente sumisa bufalada, ansiosa de regresar a Los Pinos, tiene la voluntad y la capacidad necesaria para entender que el proceso para llegar al Nirvana es largo aún, que faltan escollos por librar –internos y externos- y que, en una de esas, todos los partidos deciden coaligarse para enfrentarlos en las urnas.
Entre tanta lisonja, Peña debe ser el más ecuánime y amarrarse al mástil de su propia nave para no caer rendido ante el canto de las sirenas.
Eso, o seis años más haciendo fila para recuperar la casa perdida.
Antes y después del evento celebrado en Chihuahua en el que presentaron sus posiciones en el tema económico, Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones estuvieron con gente de su confianza en una misma habitación.
Se trata de ofrecer una imagen de civilidad política, independientemente de las aspiraciones de cada cual.
Bueno, cómo estarán cuidando la foto que hubo un acuerdo expreso entre la dirección nacional del PRI y la Fundación Colosio, organizadora del encuentro, de que no hubiera conferencia de prensa luego del evento, no fuera a ser la de malas y alguno resbalara.
La explicación para ahorrarse la conferencia fue que “no querían restarle importancia al tema central del encuentro’’.
No pues, sí.
Quince mil setecientos pesos pago el expresidente municipal de Monterrey, Adalberto Madero, para salir de la cárcel.
Y es que la PGR informó ayer por la noche que su aprehensión no se debió a la cauda de denuncias sobre presuntos actos de corrupción sino que el edil “mintió’’ en un juicio de amparo.
La dependencia precisó que Madero y otra persona que se encuentra prófuga mintieron al negar que ellos habían autorizado la ampliación de una calle, cuando sí lo hicieron.
De la presunta corrupción y nexos con casinos, nada.