Todos miran al estado de México y su próxima elección como la aduana que tiene que brincar Enrique Peña Nieto para asegurar la eventual candidatura del PRI a la Presidencia de la República en el 2012, pero la misma premisa se puede aplicar a Marcelo Ebrard en el DF.
Aunque la elección de jefe de Gobierno del DF y la presidencial ocurren en la misma fecha, Ebrard tendrá que sortear el difícil trance de elegir al candidato del PRD a la capital sin que se desbarranque el partido y ponga en riesgo su hegemonía en el DF.
A diferencia de lo que ocurre en el PRI en el estado de México, en donde la unidad tricolor no se ha roto –al menos por el momento- por la esperanza –o temor- de que Peña resulte, primero candidato y luego Presidente, la multiplicación de las tribus, corrientes o movimientos, como quiera llamarle, dentro del PRD, harán indispensable que Ebrard muestre sus dotes de sastre fino.
Evidentemente no quedará bien con todos, pero buscará que el apoyo para el próximo año provenga de los grupos más representativos y menos desprestigiados, por mucho que los segundos sean quienes mantienen el control de amplios grupos del perredismo original, dispuestos a lo que sea con tal de figurar en el reparto del pastel.
Además, en el caso de Ebrard, existe una agravante: sus gallos no le han crecido y ello facilitó el crecimiento de las expectativas de quienes no figuraban en la lista de los posibles y ahora creen que pueden.
Y lo peor, que lo merecen.
Y mientras los supuestos “gallos’’ del Jefe de Gobierno del DF siguen haciendo la lucha por medio crecer –en cuatro años no lo hicieron-, la que se ha puesto las pilas es Alejandra Barrales, presidenta de la Asamblea Legislativa.
Como no queriendo la cosa, Barrales arrancó ya su campaña en pos de la candidatura, con la promoción de la oficina que tiene como diputada local.
En 18 estaciones de Metro, Barrales colocó espectaculares en los que invita a los ciudadanos y ciudadanas a acudir a su módulo en donde recibirán asesoría jurídica gratuita, atención dental gratuita, las mujeres podrán hacerse estudios clínicos propios de su género.
¿Recuerda usted a su diputado local o federal ofreciendo estos servicios? Bueno, ¿recuerda usted siquiera el nombre de su diputado local o federal?
La fugaz visita de Hillary Clinton a México pareció más bien una visita de doctor para hacer un diagnóstico del estado de ánimo del gobierno mexicano después de revelarse lo que piensa el todavía embajador estadounidense Carlos Pascual sobre las autoridades encargadas de la lucha contra el narco.
Como sea, nuevamente imperó en la información oficial el asunto del combate a los cárteles de la droga, que evidentemente interesan a México pero también, y de sobre manera, a los Estados Unidos.
Ahora que, para conocer la versión completa, habrá que esperar nuevamente a WikiLeaks