Por 252 días, Ovidio Guzmán, El Ratón, se aferró a suelo mexicano postergando lo impostergable: ser extraditado hacia Estados Unidos. Pero esa cuenta ya llegó a un sorpresivo final.
Este viernes, en plena preparación del Grito de Independencia, MILENIO supo que un grupo de celadores de la zona conocida como AMESVE o Área de Medidas Especiales de Seguridad y Vigilancia Especial, llegaron hasta el Pasillo 2 del penal y le pidieron al hijo del fundador del Cártel de Sinaloa que juntara sus pertenencias y se alistara para salir de la celda.
Ovidio Guzmán, acostumbrado a atender las numerosas diligencias que su equipo jurídico ha interpuesto para retrasar su envío hacia Estados Unidos, atendió la instrucción sin resistencia. En el área de Medidas Especiales de Seguridad los internos sólo tienen derecho a 15 minutos en el patio sin contacto con otros presos, así que cada salida suele ser bien recibida. Incluso, anhelada con tal de salir de una tediosa rutina.
Parecía un día cualquiera. Del 6 de enero al 15 de septiembre de este año, el integrante del grupo criminal Los Chapitos durmió en el penal de máxima seguridad del Altiplano con la esperanza de que no pisaría la Unión Americana y evitaría enfrentarse a los once cargos criminales que le imputan en Estados Unidos y que lo acercan a una cadena perpetua, la misma sentencia que pesa sobre su padre Joaquín El Chapo Guzmán.
En silencio, el sinaloense recorrió los corredores que separan el área de los internos de mayor peligrosidad de las oficinas de la burocracia penitenciaria y, rodeado por celadores embozados, el director del penal le informó personalmente que se había aprobado la solicitud del gobierno del presidente Joe Biden para sacarlo del país.
“Señor, ya se va”, masculló uno de los celadores ante la expresión de sorpresa de Ovidio Guzmán, según las fuentes consultadas por este medio. Sin alzar la voz, el presunto narcotraficante pidió hablar con su abogado Alberto Díaz Mendieta, pero le fue negada la llamada telefónica en ese momento.
La reacción del Ratón, acusado de ser uno de los traficantes más peligrosos de fentanilo hacia Estados Unidos, fue consistente con su comportamiento en El Altiplano, el penal del que su padre se fugó el 11 de julio de 2015 con ayuda de su esposa y madrastra de Ovidio Guzmán, Emma Coronel, excarcelada en Estados Unidos hace apenas dos días.
Los celadores del gobierno mexicano se hicieron a un lado y su lugar lo ocupó un reducido personal de la Interpol que había llegado a la prisión de máxima seguridad en un helicóptero propiedad de la Fiscalía General de la República.
(milenio.com)