Las acciones para enfrentar la contaminación de la cuenca del Alto Atoyac que abarca 70 municipios de Puebla y Tlaxcala, así como los efectos que genera en la población requieren de un presupuesto de, al menos, 336 millones de pesos.
De acuerdo con el análisis realizado por especialistas del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente (IIMA) Xabier Gorostiaga de la Universidad Iberoamericana Puebla, la atención a los efectos de la salud de la población que vive en la cuenca del Atoyac, superaría los 210 millones de pesos.
El análisis realizado por los investigadores de la institución que forma parte del Sistema Universitario Jesuita, María Eugenia Ibarrarán, Romeo Saldaña y Tamara García, destaca que, tan solo, los primero trabajos de saneamiento del agua del río Atoyac, con una infraestructura adecuada, requerían de, al menos, 105 mil pesos al mes, alrededor de un millón 260 mil pesos al año.
Eugenia Ibarrarán destacó que el monto de los recursos que se requieren para atender la contaminación del Atoyac y sus efectos son una estimación; sin embargo, el costo “de no tener estudios actualizados y comparables sobre el costo de la contaminación es grave, ya que sin información pertinente las propuestas de políticas públicas e incidencia serán pobres”.
En foro virtual organizado por la Ibero Puebla, la investigadora señaló que la contaminación, la escasez de agua, inundaciones y salud son algunos de los problemas que aquejan a la cuenca del Alto Atoyac que se ubica en la zona metropolitana de Puebla y Tlaxcala.
Michael Andrew Paulhus, empresario creador de la firma de saneamiento New Water, comentó que decidió poner en marcha un proceso de tratamiento a los acuíferos y cuando abrió su mercado a los municipios, sus plantas se desbordaron.
“Ha subido el nivel de contaminación porque hay menos vigilancia. Hogares y pequeños negocios son responsables de una buena parte de la emisión de aguas residuales”, comentó.
Por su parte, Robert Manson, investigador del Instituto de Ecología, explicó que, en general, existe un mal manejo de los recursos hídricos en todo el país: en el norte, la sobreexplotación de acuíferos ha provocado sequías prolongadas, mientras que en las costas los cuerpos de agua se han convertido en zonas de muerte.
Explicó que la falta de un sentido comunitario de gobiernos y las diferentes empresas porque, de alguna manera, marginaron los procesos ecosistémicos que, de ser protegidos, representarían beneficios para la sociedad.
“Para la salud pública, ellos deben estar pensando ‘¿por qué me están llegando tantas personas enfermas?’. En lugar de estar tratándolos deben atacar el problema de raíz. En este caso, la contaminación”, explicó.
Por su parte, Estefanía Martínez Tavera, investigadora de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), explicó que los estudios desarrollados por investigadores convergen en que se han rebasado las capacidades de gestión de residuos.
“El acuífero se ve particularmente impactado por la actividad agrícola e industrial, tanto a nivel micro como macro. La disposición de residuos tóxicos no siempre ocurre de manera responsable. Las universidades deberíamos ser el ejemplo de lo que sí debería de hacerse; ser espacios sustentables. Las academias tienen la responsabilidad de sembrar los cambios sociales que son su materia de estudio”, finalizó.
(milenio.com)