Jackson Hole es un pequeño pueblo en las Montañas Rocallosas, en el estado de Wyoming, Estados Unidos, que todos los años es escenario del congreso de bancos emisores más importante del mundo. Pero ya es la segunda vez desde 2020 que el banco central estadounidense, la Reserva Federal (Fed), no invita a un encuentro presencial. Debido a la pandemia, los banqueros y economistas se reunirán de manera virtual desde este jueves (26.08.2021) hasta el sábado (28.08.2021).
Aunque los expertos en la Bolsa no esperan demasiadas novedades, sí aguardan con gran expectación el discurso del presidente de la Fed, Jerome Powell, el viernes. Más específicamente, se preguntan si Powell dará informaciones sobre cuándo podrán empezar los bancos centrales a disminuir gradualmente las medidas extraordinarias de política monetaria expansiva tomadas en 2008 para hacer frente a la crisis económico-financiera. Entre esas medidas figura la compra de bonos. Alguno se preguntan incluso si podría haber un giro en la política de intereses.
Sin embargo, Jörg Krämer, director económico del Commerzbank, no cuenta con eso. Los guardianes estadounidenses de la moneda insinuaron a menudo en las últimas semanas que pronto reducirían la compra de bonos. “¿Por qué habría que acelerar eso ahora?”, plantea Krämer, dado que ya el último informe sobre el mercado laboral en EE. UU. no habría aportado nuevos datos. La Fed, a diferencia del Banco Central Europeo (BCE), no solo se ocupa de mantener estables los precios, sino también de lograr un máximo de empleo en el país.
Claro aumento de precios
Actualmente, la Fed compra mensualmente bonos estatales e hipotecarios por un volumen de 120.000 millones de dólares con el objetivo de dar impulso a la economía, además de la ya baja tasa de interés, del 0 hasta un 0,25 por ciento. Entretanto, EE .UU. logró cumplir con el objetivo inflacionario, según economistas. De hecho, los precios subieron en julio un 5,4 por ciento. Pero justifican ese aumento diciendo que se debe, sobre todo, a las altas tarifas de suministro de energía y a los precios de los alimentos, según argumentaron.
En realidad, expertos de este y del otro lado del Atlántico sostienen que los precios deberían subir un dos por ciento, y si registraran durante un corto lapso un alza mayor, eso no sería tan grave. Lo importante es el desarrollo de los precios a mediano plazo, aseguran.
A pesar de eso, Volker Wieland, profesor de Economía Monetaria de la Universidad Goethe, de Fráncfort del Meno, advierte: “Lo que en meses pasados mantuvo la inflación por debajo del techo fijado fueron, sobre todo, los precios de importación. Allí el desarrollo fue débil, pero eso puede cambiar mucho en el futuro”. Los problemas en la cadena de distribución global y el aumento de los costos de carga ya están influyendo fuertemente en la importación, alerta Wieland. “Eso puede cimentarse más de lo que los bancos centrales pueden prever en este momento”.
Cuando el entonces jefe de la FED Ben Bernanke insinuó en 2013 una disminución de la compra de bonos, provocó gran incertidumbre. Eso llevó a un fuerte aumento del tipo de interés, y con él, a una caída importante en las cotizaciones de los bonos, algo que afectó especialmente a los países en desarrollo.
Pero esta vez la economía estadounidense está en un buen momento, impulsada por el paquete coyuntural que presentó el presidente Joe Biden. Asimismo, los mercados financieros están ahora mejor preparados.
¿Podría colapsar el mercado inmobiliario?
También la Fed quiere evitar reacciones de tal magnitud en los mercados financieros, como en 2013, dice Carsten Brzeski, jefe economista del banco alemán ING. Sobre todo el mercado inmobiliario ha recibido un fuerte impulso debido a la política monetaria laxa. Por eso, la Fed será muy cuidadosa al iniciar la salida de las medidas anticrisis.
Los observadores cuentan ahora con que la Fed podría presentar un cronograma para la disminución gradual de las medidas ya luego de la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), el 21 y 22 de septiembre, porque para esa fecha se habrá presentado otro informe sobre el mercado laboral, explica Jörg Krämer. Eso es una base más sólida para poder decidir. El Commerzbank pronostica una reducción real de la compra de bonos durante el cuarto trimestre de 2021. Pero el Banco Central Europeo no debería dejarse impresionar por eso. De todos modos, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, subraya una y otra vez que el BCE todavía tiene que seguir respaldando la coyuntura.
(dw.com)