Llevan los medicamentos allí donde hacen falta. Explican cómo tomarlos correctamente. Capacitan promotores de salud. Y todo, sin esperar retribución económica alguna. Son los “Farmacéuticos sin Fronteras”, activos en numerosos países del globo.
“Sin salud, no hay felicidad ni futuro posible”: ese es el lema que los motiva y por el que incansablemente trabajan. Saben que hay mucho por hacer, pero no bajan los brazos.
“Como farmacéutica, quiero que los pacientes -también aquellos que no saben leer, o que no tienen dinero- puedan tener y usar bien la medicación que requieren”, dice a DW la farmacéutica argentino-germana Carina Vetye, directora de los proyectos de la ong en Argentina.
“Trabajo para brindarles a todos el acceso a un medicamento de calidad, correctamente recetado, acompañado por los controles que forman parte de la terapia, bien explicado y bien tomado”, detalla la doctora, también directora de capacitación de FsF en Alemania.
Los proyectos en Argentina
Presente en el país sudamericano desde inicios de 2002, la organización alemana ha erigido allí una farmacia que funciona dentro de un centro de salud comunitario en una de las zonas más desfavorecidas de Buenos Aires.
También coordina un proyecto de salud bucal para los niños y niñas de la zona, y brinda capacitación sobre la temática a jardines de infantes, escuelas y familias del lugar.
Fundada en el año 2000 en Alemania por un grupo de profesionales del sector, “Farmacéuticos sin fronteras” cuenta en la actualidad con más de 2.000 integrantes, y desarrolla su tarea tanto en catástrofes -armando farmacias de campaña-, como en proyectos a largo plazo.
Es mucho lo que alcanzan con los limitados recursos de los que disponen, ya que se financian exclusivamente con donaciones y aportes de particulares y algunas instituciones, como la Fundación Else Kröner-Fresenius , o la Obra Benéfica de los Dentistas Alemanes (HDZ) , que apoyan su labor.
México: acento en la capacitación
En el continente latinoamericano, están presentes con proyectos también en México, -en el Estado de Oaxaca en la actualidad, en el de Guerrero en los años anteriores-, donde se dedican a brindar capacitación a promotores de salud de las comunidades.
“Trabajamos especialmente con las comunidades indígenas más alejadas de las ciudades y la infraestructura turística”, cuenta la farmacéutica alemana Claudia Dirksen a DW. “Y con una coordinación local del programa, que conoce las circunstancias, la cultura, los ritos y mitos que existen alrededor del tema de la salud”, completa.
“Las promotoras -en la actualidad son todas mujeres-, actúan como multiplicadoras. Y nuestro objetivo es llegar a establecer una red sustentable y bien integrada, tanto en su rol en las comunidades como en su vínculo con la salud pública del lugar”, agrega Dirksen.
En tiempos de pandemia, las acciones de la ong han cobrado una relevancia aún mayor: “El tema de la prevención es más importante que nunca, y las comunidades buscan información fiable sobre cómo manejar la situación de la mejor manera”, indica la voluntaria de FsF.
Tarea a largo plazo
Son conscientes, sin embargo, de que la tarea debe ser sistemática y extendida en el tiempo. “Los problemas de salud no se solucionan con acciones cortoplacistas”, sostiene Vetye desde la capital argentina. “Hay que trabajar en forma constante y a largo plazo”, indica.
“Pero para eso se necesita un equipo de salud, y es necesario poder pagar los sueldos de ese personal. Y son pocos los que quieren financiar ese tipo de costos”, se lamenta Vetye, conocedora de la temática.
Así y todo: “Hay que mirar todo lo que logramos, y no desesperarse por todo lo que falta, que lamentablemente es mucho. Es como subir una montaña que parece demasiado alta: hay que concentrarse en el próximo paso, darlo y juntar fuerzas para seguir”, reflexiona la profesional, que dedica de lleno su vida al proyecto.
“Trabajar con la gente de la comunidad me abre el horizonte: aprendo mucho de ellas. Esta tarea me llena el alma”, comparte en tanto, entusiasmada, Dirksen.
(dw.com)