La toma del Capitolio el 6 de enero expuso debilidades de seguridad, inteligencia y una lenta respuesta militar a llamados de la Guardia Nacional, admitieron funcionarios ante el Congreso.
En la primera audiencia en el Senado sobre esos incidentes, los agentes encargados de custodiar el edificio del Congreso admitieron que fueron pillados por sorpresa ante una falta de información de inteligencia y la nula respuesta coordinada a la asonada.
Los testimonios pusieron de relieve como los agentes quedaron desbordados en número ante los atacantes, que estaban armados y actuaron de forma coordinada.
Asimismo, señalaron que se clasificó como “remoto” o “improbable” el nivel de amenaza de la manifestación del 6 de enero, pese a que grupos extremistas como Proud Boys habían dejado en claro en sus declaraciones que viajaban a Washington para provocar problemas: “Estos criminales venían preparados para la guerra”, dijo el exjefe de la policía del Capitolio Steven Sund.
Sin información de inteligencia
Sin embargo, “ninguna entidad, incluyendo al FBI, aportaron información de inteligencia que indicara que iba a haber un ataque violento y coordinado contra el Capitolio de Estados Unidos por parte de miles de insurrectos bien equipados”, dejando a la policía del Capitolio “superada” en número frente a una turba violenta, agregó.
Sund renunció a su puesto tras los disturbios que dejaron cinco muertos incluyendo, un oficial de policía. Otros dos agentes se suicidaron poco después. El sargento a cargo de la Cámara de Representantes, Paul Irving, y su homólogo para la seguridad del Senado, Michael Stenger, también dejaron sus cargos.
En la audiencia, Irving afirmó que los datos de “inteligencia no apuntaron hacia un ataque coordinado contra el Capitolio y tampoco eso fue mencionado en ninguna de las discusiones entre agencias a las que yo haya asistido en los días previos al ataque”.
“Luchando por sus vidas”
Robert Contee, comandante interino de la policía de Washington, relató que ese día en el Capitolio los agentes estaban literalmente “luchando por sus vidas”. Además, señaló que quedó “atónito” ante la “reticencia” del Departamento del Ejército a enviar a efectivos de la Guardia Nacional para proteger el Congreso.
Los oficiales que participaron en la audiencia coincidieron en la necesidad de una revisión profunda sobre el intercambio de información de inteligencia, operaciones y procedimientos internos para determinar reformas que apunten a evitar que se repitan situaciones como las del 6 de enero.
El presidente de la Comisión de Seguridad Interior del Senado, el demócrata Gary Peters, describió ese aciago día como “uno de los más sombríos” de la historia del país y afirmó que los problemas de seguridad en el Capitolio marcaron “un fallo sistémico y de liderazgo” que debe ser corregido.
(dw.com)