Dice la creencia popular que después de la tormenta suele venir la calma. Pese a sumar el 8% de la población mundial, América Latina registró casi un quinto de todos los casos de coronavirus registrados en 2020 en el planeta y casi un 30% de las muertes por COVID-19. A ello se sumaron los estallidos sociales y las crisis políticas. Tan difícil ha sido el año que la tónica general es que algunas cosas ya solo pueden ir a mejor.
Pero la realidad no siempre es tan considerada y en ninguna parte está escrito que una tormenta no pueda seguirla otra. El calendario electoral de 2021 augura que no será un año tranquilo para la región.
El disparo de salida lo darán los comicios presidenciales y legislativos en Ecuador, previstos para el 7 de febrero. El 11 de abril le siguen las elecciones generales de Perú, mientras que Chile celebrará una serie de citas electorales cruciales en dos tandas, incluida su histórica Convención Constitucional. México y Argentina tienen elecciones legislativas de mitad de mandato a mediados de año. En Centroamérica, Honduras y Nicaragua prevén celebrar comicios generales en noviembre.
Esas son solo algunas de las convocatorias electorales más destacadas en la región en este 2021. Si es que ocurren. “Yo tendría mucho cuidado de ver si el calendario electoral inicial se mantiene o no por una eventual segunda ola de COVID-19”, dice a DW Denisse Rodríguez, investigadora de la Universidad Humboldt de Berlín. La politóloga cree bastante posible que, igual que Europa se encuentra inmersa en un nuevo aumento de contagios de coronavirus, Latinoamérica está expuesta a una segunda ola de la pandemia que deje su huella en las citas con las urnas.
“Todo el mundo va a estar pendiente de cómo marchan los comicios en Ecuador y eso influirá en el resto de citas electorales”, subraya Rodríguez. El país andino será un ensayo en términos de logística electoral, especialmente para países donde el voto es obligatorio, como Perú.
La pandemia encierra a las masas, pero no las moviliza
Sin embargo, aunque el coronavirus tenga muchas posibilidades de influir en el calendario de las elecciones, ello no significa que vaya a convertirse en el centro de las diferentes campañas electorales. “El virus no se ha internalizado en las ideologías, no se ha ideologizado la crisis sanitaria”, razona en entrevista con DW Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, que realiza estudios de opinión en la región.
“Da la impresión de que la crisis sanitaria es vista como pasajera, aunque realmente no sepamos cuánto va a durar”, continúa la experta. Es por ello, en su opinión, que el COVID-19 tiene todas las de mantener un papel secundario tras los problemas que arrastraban ya de antes los países.
Dos elecciones celebradas en tiempos de coronavirus pueden dar pistas de lo que está por venir: Bolivia y Puerto Rico. En ninguna de las dos se convirtió la pandemia en el centro del debate, cree Lagos: “Lo que dicen las dos elecciones que han tenido lugar es que lo que define los comicios sigue siendo la lucha política interna”. Aunque las elecciones municipales sí que podrían traer un voto de castigo directamente motivado por el coronavirus y las medidas para contenerlo.
Que el COVID-19 no vaya a hacer al votante decidir entre una u otra papeleta no significa, sin embargo, que desaparezca del debate. Los gobiernos tendrán que responder por las consecuencias sociales y económicas de la pandemia. La pobreza se ha disparado, así como la desigualdad. El FMI calcula que la economía latinoamericana se hundió un 8,1% en 2020.
“A fin de cuentas hay una tremenda correlación entre el manejo de la pandemia y la capacidad de entregar soluciones de un gobierno”, sostiene la chilena Lagos. Por eso cree que los votantes sí pondrán a prueba la capacidad gestora de sus Ejecutivos: “Los latinoamericanos no van a esperar milagros, pero sí mejorías”. En el mismo sentido, la peruana Rodríguez apunta a los dramáticos efectos del coronavirus en el sector informal, particularmente importante en América Latina. Y subraya que, en definitiva, “el tema que subyace a todo es la economía”.
El “monstruo” del populismo
En otras regiones del mundo, la pandemia y las restricciones adoptadas para contenerla se han convertido en un vector a través del cual han crecido, o al menos han ganado presencia social, movimientos antisistema que ponen en cuestión algunos de los consensos relativos a la democracia y el Estado de derecho. La preocupación de muchos es que, en un contexto de crisis social, la crítica al sistema sea capitalizada por partidos populistas.
“El que ya no tiene mucho que perder, tiene todo por arriesgar, eso puede llevar a que la gente tome decisiones más radicales o drásticas”, sostiene Rodríguez. Perú tiene actualmente 22 candidatos presidenciales y Ecuador cuenta 16, algo que los expertos interpretan como síntoma de la debilidad de sus sistemas de partidos.
Una buena oportunidad para que un carismático candidato, o candidata, de quien antes nadie había oído hablar se abra camino con grandes promesas al pueblo.
“Estamos en un momento de cambio de época en el que se cumple la premisa de Gramsci de que en los cambios de época llegan los monstruos”, advierte Lagos. “Y los monstruos son los populismos”.
(dw.com)