Lila Downs, considerada una de las artistas más sobresalientes porque a través de su música reivindica las raíces mexicanas y de los pueblos indígenas, aseguró que destacar la identidad de su pueblo ante el mundo, es un trabajo que nunca se acaba.
“El trabajo nunca acaba, y qué bueno porque siempre tenemos de donde tomar la raíz y la riqueza cultural que hay en cada rincón de México y de Latinoamérica, aunque también me interesa combinarlo con las raíces de diversos orígenes, pues si a los mexicanos nos gusta algo de Turquía, por ejemplo, lo retomamos, lo volteamos un tantito y lo hacemos nuestro”, comentó.
Esa es la capacidad humana de reinventarse, dijo, “la que forma parte de la identidad tan fuerte que nos hace mexicanos”.
Cuando Lila, también compositora y antropóloga de profesión, visita otros países, se interesa en mostrar los regalos que le enorgullecen.
“Como las mujeres del mercado que trabajan la tortilla, las de la costa chica de Oaxaca que tuestan el cacao muy a su manera o la gente que crece el cacao en Tabasco y Chiapas. Estas historias demuestran la cercanía que tenemos con nuestro pasado y de cómo estamos vivos.
“Los mexicanos no somos piezas arqueológicas, estamos vivitos y coleando, disfrutando la riqueza cultural y por medio de la música podemos celebrarlo”, destacó Lila Downs.
Parte de estas raíces las destaca en su más reciente disco “Balas y chocolate” que dará a conocer mediante una gira de conciertos en España, Estados Unidos y Canadá, a partir de julio. Será hasta el 1 de noviembre cuando ofrecerá un concierto en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.
La puesta en escena, explicó, será una gran ofrenda en la que tanto ella como el público puedan establecer un “diálogo” con los difuntos, pues cabe señalar que a través de los temas de su más reciente álbum, Lila hace alusión a la muerte y a la tradición que se vive en México.
“Los versos de la música folclórica siempre son trágicos, pero a la vez de celebración, así como se acostumbra en los pueblos de mi tierra Oaxaca. Puede ser que se vaya al panteón con la familia del difunto, se llore mucho, pero después todos estamos felices comiendo el mole y disfrutando de una tarde agradable con la familia, esos son los contrastes de nuestra vida en México”, señaló.
A la muerte se le respeta, abundo Lila Downs, sobre todo ahora que en fecha reciente rondó en su familia, pues su pareja sentimental fue diagnosticada, hace dos años, con una enfermedad en el corazón.
“Los médicos nos decían que debía ponerse en una lista de trasplantes, y eso nos obligó a cambiar de planes nuestra vida. Por fortuna aquí sigue trabajando conmigo, pero esa posibilidad no deja de estar presente porque uno nunca sabe”, sostuvo.
“Sería bueno que existiera una pastillita que nos recordara que la muerte viene de pronto, porque así siempre nos portaríamos bien”, reflexionó en son de broma.
En “Balas y chocolate” incluye la canción “Viene la muerte echando rasero”, la cual se refiere a un campesino de San Luis Potosí “que habla sobre la pelona, aquella que agarra parejo con todos. Porque eso sí, nadie se escapa de la muerte”, sentenció.
A la muerte, opina la artista oaxaqueña, “es importante cantarle, sentirle, burlarse pedirle permiso y hablarle con respeto, son emociones encontradas. Y así lo veo en la sociedad, queremos una sociedad más transparente, cosas positivas, mejor educación y al mismo tiempo, queremos ser felices, gozamos y somos complacientes”.
No es un hecho todavía, pero a Lila le gustaría que en alguno de sus conciertos pudiera estar presente Juanes o Juan Gabriel, o los dos para interpretar a dueto los temas que grabó con ellos en su disco.
“Sería un gran honor para mí que estuviera uno de ellos, me encantaría. Si estuvieran los dos, sería un regalo muy grande. Ojalá se pueda, vamos a intentarlo y si no, ya tendremos oportunidad de colaborar con algún otro invitado”.
Como parte de su gira, la intérprete de “La sandunga” y “Mexcalito” también tiene previsto visitar Argentina, Venezuela, Ecuador y por primera vez Bolivia.