Las energías renovables como la eólica y la solar han tenido en la última década un crecimiento de 25 y 20 por ciento respectivamente, lo que demuestra que son un verdadero factor de crecimiento económico sostenible sin perturbar el ambiente.
La empresa International Copper Asociation (ICA)-Procobre destacó que actualmente la mayor cantidad de la energía generada se obtiene por combustibles fósiles, situación que se prevé continuará todavía por un largo periodo.
En un comunicado recordó que esta forma de energía es contaminante y emite una gran cantidad de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, lo que contribuye incrementar el cambio climático del planeta.
Por ello hoy más que nunca la necesidad de recurrir a energías renovables y limpias se ha convertido en un imperativo en el que América Latina se ha convertido en una fuente potencial, ya que posee un rico patrimonio de recursos energéticos renovables.
La compañía refirió que históricamente el aprovechamiento de estos recursos limpios se ha enfocado a fuentes como la hidroeléctrica, pero existe un enorme potencial en otras áreas como la fotovoltaica y la eólica, que presentan un prometedor potencial tanto económico como ambiental.
Ello se debe a que la capacidad mundial actual de la energía producida por el viento es más de 27 mil megawatts y se prevé que continúe aumentando, ya que permite a países firmantes del Protocolo de Kyoto cumplir con los requerimientos de disminuir emisiones que destruyen la capa de ozono.
Al respecto la empresa destacó que uno de los elementos principales para la generación de energía por fuentes eólicas es el cobre, ya que de éste se componen todos los componentes de producción de energía, desde el generador hasta el transformador.
ICA-Procobre subrayó que ello se debe a que este metal posee muy buena conductividad, además de mejorar considerablemente la eficacia energética del proceso de producción de energía.
En el caso de la energía fotovoltaica, recordó que la principal fuente de generación es la luz solar, de ahí que se requieran celdas que transformen la luz en electricidad.
Esa fuente de generación no emite residuos, ni genera gases de efecto invernadero, ni contamina la atmósfera o el suelo circundante, lo que la convierte también en una energía limpia con una fuente primaria que es el Sol, lo que la convierte en totalmente renovable.
Desde luego para esta fuente se requieren tres componentes básicos: el panel solar fotovoltaico, el inversor y el cableado eléctrico, en el cual también interviene el cobre como un metal indispensable.
Sumado a esto ICA-Procobre aseguró que la industrial del cobre puede contribuir también a reducir las emisiones de CO2 mediante la mejora de eficiencia energética, lo cual es posible mediante el aumento de la cantidad de cobre en motores, transformadores y cables.
Esto se traduce en una reducción de pérdidas de energía hasta en 70 por ciento, además de que estimaciones revelan que por cada tonelada de cobre usada eficientemente en la mejora de rendimiento de sistemas energéticos, se evita la emisión de hasta 200 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.