El problema principal que enfrentan los agricultores en la Comarca Lagunera es la gran cantidad de plagas en el cultivo del maíz forrajero o amarillo, lo que no ocurre en el caso del algodón, en el que se han controlado gracias al uso de semillas transgénicas, indicó el presidente del Consejo Agropecuario de esa región, Mario Valdés.
“Si tuviéramos la oportunidad de tener semillas transgénicas en el cultivo del maíz, donde vimos sus bondades, y de la alfalfa de la que se obtuvo en planes piloto, tendríamos una gran ventaja para el norte de México, la parte más seca del país, donde ahorramos 12 por ciento de agua y obtuvimos 18 por ciento de rendimiento en la producción”, abundó.
El dirigente en la Comarca Lagunera expuso que un forraje que no presenta daño por insectos es más sano para el ganado, de ahí la insistencia de los productores de leche y grano por acceder a la biotecnología como alternativa para sus cultivos.
Ello, dijo, toda vez que “somos la principal cuenca lechera de México, utilizamos gran cantidad de maíz como forraje para nuestros animales, pero desafortunadamente todo es importado”.
En el caso de la Comarca Lagunera, localizada entre el suroeste de Coahuila y el noreste de Durango, refirió, llevan tres aplicaciones de insecticida, y ya van por la cuarta, debido a la presencia de plagas como el gusano cogollero y el elotero.
“Estamos contaminando cada día más la atmósfera; es increíble que grupos ecologistas no se den cuenta de la polución en la atmósfera al usar más insecticidas, y la otra problemática es que tenemos grandes científicos en México que no pueden hacer nada sobre maíces transgénicos en el país”, lamentó Valdés.
Y es que desde 2014 se negó un amparo contra la resolución de un magistrado federal que considera procedente la demanda colectiva presentada por diversas organizaciones, por la cual se suspendieron autorizaciones a compañías semilleras trasnacionales.
Al respecto, el también productor agrícola en la Comarca Lagunera planteó que a los agricultores no se les ha preguntado si el uso de la biotecnología les beneficia o perjudica, ya que “las autoridades hacen más caso a otras personas, a quienes pedimos que vayan al campo para que vean la pobreza y las necesidades del sector”.
Sobre el peligro que representa que los maíces nativos o criollos se contaminen con polen de maíz transgénico, principal argumento de organizaciones contrarias al uso de biotecnología, Valdés explicó que el polen de este insumo no puede viajar 200 kilómetros para llegar a otro plantío y contaminarlo.
“Que vean la viabilidad de las distancias que recorre el polen; en 500 metros el polen ya no alcanza a polinizar otras hectáreas, es infértil”, aseguró.
“Nosotros decimos respetemos el origen del maíz (en entidades del sureste mexicano), pero queremos la oportunidad a nosotros (estados del norte) que nos falta agua, necesitamos la materia prima y crear fuentes de empleo”.
Incluso, añadió, si dicen que el maíz transgénico es más caro, “que no dejen a nosotros decidir si nos es o no costeable; ver cuánto podemos invertir a un cultivo. Sé cuánto me cuesta cada una de las aplicaciones de insecticida que doy a mis cultivos, y si veo el costo de la semilla, sé si es cara o barata”.
“Si tengo mayor producción y menor uso de agua, que ya está comprobado, entonces también es un apoyo de que tendré menores costos de producción por kilogramo de semilla, por eso creo que los agricultores en México ya somos mayores de edad, no somos gente que no pensamos. En el sector social, en el caso de la Laguna sabe que si no siembra el algodón transgénico no es negocio”.
En su momento, Alejandro Monteagudo, presidente ejecutivo de AgroBio México, que agrupa a empresas desarrolladoras de biotecnología agrícola, dijo: “La biotecnología agrícola es un instrumento eficaz para el desarrollo del campo, además de contribuir a satisfacer las necesidades de una población creciente y demandante de alimentos”.
Cifras de PG Economics, institución inglesa especialista en servicios de asesoría y consultoría para la agricultura, revelan que la siembra de soya transgénica ha supuesto un incremento en los rendimientos de los agricultores desde 2010 hasta 2013 de 9.9 por ciento.
El informe de la consultora que reporta el impacto económico y ambiental de la biotecnología agrícola, refiere que con estos avances de 1996 a 2013, se registró una producción adicional de 138 millones de toneladas de soya, 274 millones de toneladas de maíz, 21.7 millones de toneladas de fibra de algodón y ocho millones de toneladas de canola.