Naciones Unidas.- El secuestro en masa de niños en situaciones de conflicto fue una táctica usada de manera cada vez más frecuente durante 2014 por grupos armados que buscaron con ello aterrorizar a comunidades étnicas o religiosas, denunció hoy la ONU.
“El secuestro en masa de civiles, incluidos niños, se ha convertido en una característica cada vez más frecuente de los conflictos” armados, alertó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en su informe sobre niños y conflictos armados correspondiente a 2014.
Destacó que el secuestro constituye el primer paso para cometer otras violaciones contra los menores, como el asesinato y la mutilación, el reclutamiento y la violencia sexual. En otros casos, los niños son retenidos de manera arbitraria por gobiernos o por grupos armados.
El informe estableció que en Irak y Siria más de mil niñas y niños fueron secuestrados por el autodenominado Estado Islámico, mientras que en Nigeria, los combatientes del grupo islamista Boko Haram raptaron a cientos de mujeres y niñas en ataques de gran envergadura.
La ONU resaltó que las consecuencias a largo plazo de los secuestros son motivo de preocupación, como lo demuestra el caso de Dominic Ongwen, secuestrado en Uganda por el Ejército de Resistencia del Señor (ERS) cuando iba a la escuela, y a que los 18 años alcanzó el grado de comandante de ese grupo.
La representante especial de la ONU para niños y conflictos armados, Leila Zerrougui, declaró en un mensaje, tras la presentación del informe, que los secuestros aumentaron de manera alarmante en muchos de los 23 conflictos cubiertos por el documento.
“La aguda alza en los secuestros subraya la necesidad que tenemos de elevar nuestro enfoque hacia estas violaciones mientras buscamos fortalecer las herramientas dirigidas a proteger a los niños durante los conflictos armados”, opinó Zerrougui.
La ONU también apuntó que “la violencia extrema se intensificó hasta alcanzar niveles sin precedentes en 2014, lo que a su vez dio lugar a un aumento espectacular de las violaciones graves cometidas contra niños”.
Los niños fueron “víctimas de manera desproporcionada” del alza en la violencia extrema en 2014, y a menudo fueron sus blancos “con la intención de causar el mayor número posible de bajas, aterrorizar a comunidades enteras y provocar la indignación en todo el mundo”.
En Afganistán, las bajas de niños aumentaron 48 por ciento respecto a 2013, para situarse en dos mil 500 menores fallecidos; en Irak fueron muertos 700 niños y casi mil 300 fueron secuestrados. Mientras que 557 niños palestinos fueron muertos por la ofensiva de Israel en Gaza.
Asimismo, más de mil escuelas fueron dañadas o atacadas durante el año pasado, de las que 543 se encontraban en Gaza.
Boko Haram llevó a cabo ataques en 338 escuelas, incluida en la comunidad de Chibok, donde secuestraron a 276 niñas.
La violencia contra los niños tomó otras formas. El informe documentó el uso de menores como atacantes suicidas en Afganistán, Nigeria, Pakistán y Siria; así como masacres con machetes de niños en la República Democrática del Congo; y cientos de casos de violencia sexual.
El organismo Human Rights Watch (HRW) consideró que las conclusiones del informe resultan aún más alarmantes “porque representan solo la punta del iceberg”, debido a que la ONU incluyó solo casos que pudo verificar, y dejó de lado recuentos de grupos civiles.
HRW citó como ejemplo que mientras el informe incluye a 358 niños muertos en conflicto en Siria en 2014, el Centro Sirio de Documentación de Violaciones, que identifica por nombre las bajas civiles en ese país, reconoció tres mil 533 menores abatidos, una cifra 10 veces mayor a la de ONU.