Londres.- El príncipe Carlos realiza una histórica visita a Irlanda del Norte, donde recorrió el lugar donde su tío abuelo Lord Mountbatten fue asesinado en 1979 por una bomba del Ejército Republicano Irlandés (ERI).
En su segundo día de visita, el heredero al trono británico, de 66 años de edad, emitió un mensaje en el que recordó la enorme pena que le causó la muerte de Lord Mountbatten, provocada por la detonación a control remoto del explosivo, mientras realizaba un paseo en barco.
“No podía imaginar cómo íbamos a superar la angustia de esa profunda pérdida, ya que, para mí, Lord Mountbatten representó el abuelo que nunca tuve”, relató el príncipe, en lo que fue calificado como el mensaje más personal que ha emitido el heredero.
En su emotivo discurso, señaló que “a través de esta horrible experiencia, ahora comprendo de una manera profunda la agonía de muchos otros en estas islas, de todas las creencias, denominaciones y tradiciones políticas”.
El heredero al trono británico visitó por primera vez la costa norirlandesa de Mullaghmore, en el condado de Sligo.
Carlos estuvo acompañado por uno de los sobrevivientes, Timothy Knatchbull, cuyo hermano gemelo murió en el atentado, y por los padres de Paul Maxwell, un adolescente de 15 años quien también pereció en la embarcación el día del ataque.
En su visita oficial de cuatro días, el heredero estrechó la víspera la mano del líder del partido Sinn Féin, Gerry Adams, brazo político del ya disuelto ERI.
Esta es la primera vez que un miembro de la familia real y un líder del Sinn Féin se estrechan la mano después de décadas de conflicto entre los unionistas -partidarios de seguir siendo parte del Reino Unido- y los republicanos independentistas.
La visita del príncipe recordó uno de los días más sangrientos del conflicto en Irlanda, cuando el ERI detonó también otra bomba que mató a 18 soldados británicos el 27 de agosto de 1979.
La visita se realizó en medio de un fuerte operativo de seguridad y mensajes de reconciliación entre las partes que son considerados como un paso más para poner fin a décadas de conflicto.
En 1998, los gobiernos británico y norirlandés firmaron el Acuerdo de Viernes Santo, y la reina Isabel visitó Belfast en 2012, donde estrechó la mano del ministro principal de Irlanda del Norte, Martin McGuinness, quien fue comandante del ERI durante la década de 1970.