El investigador de la UNAM, Manuel Becerra Ramírez, señaló que hacen falta cambios profundos al Consejo de Seguridad de la ONU, para que actúe de manera preventiva y no cuando los conflictos ya estallaron.
A su vez, Rodrigo Pintado Collet, coordinador de asesores de la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales de la cancillería, coincidió en la necesidad de una reforma, porque el derecho de veto se usa a veces a conveniencia política para los Estados con ese derecho.
En el seminario “Neutralidad, seguridad internacional y paz: México, Suiza y el Comité Internacional de la Cruz Roja”, Becerra Ramírez insistió en la urgencia de modificar al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
También participaron Louis-José Tourón, embajador de Suiza en México; Juan Pedro Schaerer, jefe de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja para México, América Central y Cuba, y Liliana Rodríguez Santibáñez, directora de derecho y relaciones internacionales del Tecnológico de Monterrey campus ciudad de México.
En su calidad de director del Anuario Mexicano de Derecho Internacional, Manuel Becerra dijo que el Consejo de Seguridad debe atender más las causas de los conflictos, como son pobreza, distribución inequitativa de la riqueza y deterioro del medio ambiente, antes de que los conflictos estallen.
En el seminario efectuado en el marco de los 70 años de relaciones diplomáticas entre México y Suiza, señaló que se trata de un órgano con muy poca actividad durante la Guerra Fría y hoy parece hiperactivo y en algunos casos dicta medidas de carácter legislativo que “llegan hasta la cocina”.
En ese sentido, advirtió, “es muy peligroso embarcarse en guerras cuyos motivos ocultos son los intereses geoestratégicos o por recursos naturales escasos”.
Al respecto, el asesor de la cancillería, Rodrigo Pintado, explicó que el derecho de veto de cinco países al interior del Consejo a veces se convierte en obstáculo (por razones políticas), para actuar en casos de violaciones graves a los derechos humanos.
Sin embargo, aclaró que la eventual participación de México en Operaciones de Mantenimiento de la Paz no viola el principio constitucional de no intervención, porque éstas son siempre aprobadas por la ONU y solicitadas por los países en cuestión.
Tal es el caso de la participación de militares mexicanos en el auxilio a Haití luego del terremoto o a la población afectada en Estados Unidos por el huracán Katrina.
En su oportunidad, el embajador Louis-José Touron destacó que Suiza ha practicado la neutralidad explícita por los últimos 200 años, lo cual le ha valido un prestigio internacional, aunque aclaró que eso no significa carecer de fuerzas armadas.
El ejército suizo existe para defender sus fronteras y abandonar la tradición de neutralidad implicaría un plebiscito, si bien parece difícil un cambio cuando 90 por ciento de los suizos apoyan esa política, precisó.
A su vez, Juan Pedro Schaerer, representante del Comité Internacional de la Cruz Roja, explicó que el gran valor de la neutralidad de ese organismo permite dialogar con las partes en los conflictos armados y da credibilidad y acceso a todas las zonas para dar ayuda humanitaria.
Con tal prestigio, el Comité ha realizado actividades importantes en México, como el acompañamiento durante las negociaciones de San Andrés, en Chiapas; las elecciones en la zona zapatista durante 1994 y los diálogos para la paz en Colombia.
Todos los ponentes coincidieron en que la neutralidad, a pesar de los cambios que el concepto ha sufrido desde el fin de la segunda guerra mundial a la fecha, sí es un camino seguro a la paz.