La industria funeraria en México registra un crecimiento de alrededor del 5.0 por ciento y este año cumplirá 140 años de existencia en el país, desde que fue abierta la primera casa de velación, que correspondió a Grupo Gayosso en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Hoy en día este sector cuenta con aproximadamente cinco mil casas funerarias registradas y supera los 12 mil millones de pesos en valor de mercado, revela un análisis de la analista de la Licenciatura de Creación y Desarrollo de Empresas del Tecnológico de Monterrey, Graciela Lozada.
Refiere que cada año mueren en México alrededor de 590 mil personas y en donde son más los hombres que fallecen (330 mil), en comparación con el de mujeres (257 mil). La tasa de mortandad se ubica en alrededor de 4.53 por ciento y ha registrado niveles al alza en el último lustro.
La industria en general está creciendo a niveles de 5.0 por ciento anual, donde destaca Grupo Gayosso, como la empresa líder del ramo, por su presencia a nivel nacional y vanguardia de servicio, además de que observa un crecimiento de alrededor del 15 por ciento anual en los últimos años.
Dentro del sector hay que destacar a este grupo funerario, por ser el que dicta la tendencia a seguir, ya que ha introducido innovaciones de vanguardia según se advierte en su información mediática, resaltó la analista.
Esta industria cobra importancia también por el proceso de envejecimiento demográfico de México que continua en ascenso, mientras que el sector funerario crecerá este año entre 5.0 y 6.0 por ciento.
Y es que, las generaciones más numerosas, las nacidas entre 1960 y 1980, ingresarán al grupo de 60 años y más a partir de 2020.
Lozada destacó que en el año 2000 la proporción de adultos mayores fue de alrededor de 7.0 por ciento y “se estima que este porcentaje se incremente a 12.5 por ciento en 2020 y a 28.0 por ciento en 2050”.
La primera funeraria se abrió en 1875 en la entonces calle de San José del Real, hoy Isabel la Católica y correspondió a la Agencia de Inhumaciones Eusebio Gayosso, en una época donde la gente acostumbraba velar en casa a sus fallecidos.