Ginebra.- El éxodo de burundenses que huyen a países vecinos de la violencia que estalló en el país a mediados de abril pasado, cuando el presidente Pierre Nkurunziza declaró su intención de presentarse a un tercer mandato, aumentó en días recientes.
Una semana de manifestaciones han sumido al país africano en una de sus peores crisis desde que terminó la guerra civil en 2005, lo que ha resultado en el desplazamiento de unas 50 mil personas, alertó.
El portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) Adrian Edwards en rueda de prensa en Ginebra.
“En las últimas semanas más de 50 mil burundeses han huido a países vecinos como Rwanda, Tanzania y la República Democrática del Congo, dijo Edwards.
“La mayoría han cruzado a Rwanda, pero en los últimos días hemos visto un alza en las solicitudes de asilo en Tanzania, después de que se levantaran las restricciones. En todos estos casos, las mujeres y los niños, muchos de ellos no acompañados, son la mayoría”, agregó.
La oposición asegura que la constitución de Burundi y el acuerdo de paz que se firmó tras el conflicto bélico limitan al presidente a dos términos.
Sin embargo, esta semana un tribunal permitió que el presidente vuelva a presentarse en junio, asegurando que su primer mandato no cuenta porque fue elegido por el Parlamento en lugar de por el pueblo.
Además, de la capital Bujumbura han llegado informes sobre nuevas protestas y brotes de violencia.
Muchos de los refugiados que han llegado a Rwanda cuentan historias de acoso e intimidación por parte los jóvenes militantes del partido gobernante, que pintan marcas rojas en las casas de sus blancos de ataque. También hay reportes de personas que han vendido sus propiedades antes de salir de Burundi, anticipando un largo período de inseguridad.
Según ACNUR, muchos burundeses experimentan dificultades para salir del país. Varias mujeres denunciaron haber sido amenazadas con la violación y haber tenido que pagar sobornos para poder pasar por los retenes de la carretera. Algunas caminaron durante horas con sus hijos.
El ACNUR hizo un llamado a las autoridades de Burundi a permitir que la gente se mueva con libertad y a mantener abiertas las fronteras. También agradeció a los países vecinos su colaboración y albergar a estos refugiados.