Washington.- La muerte por fuego amigo de dos rehenes occidentales en un complejo de Al Qaeda en Paquistán, revivió en Estados Unidos la controversia alrededor de la operación antiterrorismo basada en el uso de aviones no tripulados (drones).
Las presiones a la política de silencio del programa de drones que se encuentra en revisión aumentaron luego que el presidente Barack Obama admitió el jueves pasado la muerte accidental del estadunidense Warren Weinstein y del italiano Givanni Lo Porto.
Ambos trabajadores de ayuda humanitaria y Ahmed Farouq, miembro de Al Qaeda nacido en Brooklyn, Nueva York, murieron en un ataque realizado el 15 de enero pasado en el valle de Shawal en la frontera de Paquistán y Afganistán.
En otra ofensiva ese mismo mes, dirigida a puntos de reunión de operadores de Al Qaeda, el estadunidense Adam Gadahn, convertido en portavoz de esa organización, fue también ultimado.
La muerte de civiles y ciudadanos estadunideses ocasionadas por misiles disparados desde aviones no tripulados, han impulsado propuestas para transferir el control del programa de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) al Departamento de Defensa que le daría al Congreso injerencia en su supervisión.
El gobierno de Estados Unidos nunca ha publicado cifras sobre el número de muertes atribuibles al programa de drones.
Sin embargo, estimados independientes señalan más de tres mil 800 víctimas fatales por ataques de aviones no tripulados desde el 11 de septiembre de 2001, de los cuales el 12 por ciento eran civiles.
Por su parte, la Oficina de Periodismo de Investigación con base en Londres, resaltó que con la muerte de Weinstein y Lo Porto el número de occidentales que resultaron muertos por ataques de drones estadunidenses, ascendió a 38.
La organización ha documentado 415 operativos en Paquistán y Yemen desde los ataques terroristas en Nueva York, estimando el número de muertes entre dos mil 449 y tres mil 949, incluyendo entre 423 y 962 víctimas civiles.
John Brennan, director de la CIA, indicó en días pasados que las revelaciones sobre cientos de muertes de inocentes por el uso de esa tecnología son exageradas y aseguró que se trata de “propaganda”, publicada por los que se oponen a la ayuda de Estados Unidos para combatir el terrorismo.
La Unión Americana de Libertades Civiles criticó las ofensivas en Paquistán y puso en duda la confiabilidad de la inteligencia utilizada para justificar los ataques con drones.
El operativo denominado “ataque distintivo” utilizado en Paquistán es una categoría que le da autoridad a la CIA para realizar ataques basándose en “patrones sospechosos” de actividad, aún cuando no se pueden identificar a los individuos que serían blanco.
En su anuncio calificado como “sin precedentes”, Obama señaló que evaluaciones preliminares indicaron que el ataque era “completamente consistente” con las directrices bajo las cuales Estados Unidos realiza esfuerzos antiterroristas.
Por su parte, Dianne Feinstein, la demócrata de mayor rango en el Comité de Inteligencia del Senado, indicó que ese panel secretamente ha estado revisando la operación en Paquistán y tras el anuncio de Obama, el escrutinio se hará con mayor detenimiento.
Destacó la necesidad de hacer pública la información sobre esos ataques incluyendo un reporte anual que de cuenta del número de bajas tanto de combatientes como de civiles.
Obama ha manifestado que favorece la reducción de envío de fuerzas militares al extranjero para la resolución de conflictos.
Luego de ordenar el retiro de tropas estadunidenses de Irak y Afganistán, el programa de drones, ha jugado un papel determinante en su política de combate al terrorismo.
Analista políticos han destacado que la administración Obama enfrenta cuestionamientos sobre si Al Qaeda ha sido suficientemente diezmada como para suspender el programa de drones al término de su gobierno.
Sin embargo, el incremento en el uso de esa estrategia militar en Yemen, Somalia y ahora en Siria para la lucha contra el Estado Islámico (EI), indican que su uso sobrepasará su periodo presidencial.