Washington.- Su proclividad a decir malas palabras cuando era parte de la agrupación de niñas exploradoras (girls scouts) costó a Michelle Obama perder un premio durante una excursión, según la próxima autobiografía de la primera dama.
El episodio es uno de los diez aspectos más interesantes recogidos por la revista People sobre la vida temprana de Michelle Robinson –su apellido de soltera-, y consignados por Peter Slevin en la biografía “Michelle Obama, una vida”.
La revista tuvo acceso al libro, antes de salir a circulación el 7 de abril próximo, que retrata los modestos inicios en la vida de la primera dama en Chicago, hasta los días en que su esposo, el entonces senador Barack Obama, decidió entrar a la contienda presidencial en el 2008.
Entre la colección de anécdotas y hechos curiosos destaca uno que parece distante a la imagen actual de Michelle Obama como mujer sofisticada, inteligente, articulada, y como modelo para millones de mujeres jóvenes a través del mundo.
De niña, Michelle gustaba de usar malas palabras y eso no pasó desaparecido para algunas de las líderes de su tropa en las niñas exploradoras durante una excursión, cuando contaba con diez años de edad.
“Yo estaba pasando por mi etapa de decir malas palabras y no me di cuenta hasta el final, cuando mi consejera del campamento me dijo, ‘Sabes que?, tu habrías sido la mejor del campamento a tu edad, pero usas demasiado malas palabras’”, recordó la primera dama en una de sus entrevistas con Slevin en preparación de libro.
Otros detalles curiosos es que cuando era estudiante de leyes en la Universidad de Harvard, fue novia de un hijo de la cantante Patti LaBelle, y que su madre, Marian Robinson tenía reservas sobre su futuro yerno por su condición bi-racial.
Un hecho poco conocido es que Michelle dejó su empleo en una firma de abogados donde tenía un salario de 120 mil dólares al año, para tomar un empleo con la ciudad de Chicago donde la paga era la mitad.
El libro detalla también como Barack la acalló durante una cena para celebrar que este había aprobado su examen para ejercer la abogacía, y en la que Michelle le reclamó su aparente rechazo a la idea de que ambos se casaran.
Cuando llegó la hora del postre, en el plato de Michelle había una pequeña caja con el anillo de compromiso en su interior, ante lo que ella reaccionó con desbordado entusiasmo mientras el futuro presidente de Estados Unidos reviró: “Como que eso te calló la boca, no?”.