Nueva York.- Human Rights Watch (HRW) denunció hoy que tiene evidencias creíbles de que fueron utilizadas bombas de racimo en los recientes combates en la guerra civil de Libia, armas que están prohibidas por el número indiscriminado de víctimas que provocan.
En un informe publicado en su sitio en internet, la organización defensora de los derechos humanos afirmó que las bombas fueron usadas en las regiones centrales de Sirte y Bin Jawad, donde se han librado cruentos combates entre las fuerzas reconocidas y las opositoras.
Desde mayo pasado, Libia vive hostilidades de gobiernos rivales: uno reconocido internacionalmente con sede en el este del país, y otro autoproclamado, con sede en Trípoli y respaldado por una alianza de milicias conocidas como Libia Amanecer, que controla gran parte del oeste.
Ambos gobiernos reclaman su legitimidad como la única autoridad política de Libia, aunque hasta la fecha ninguno de los dos rivales han sido capaces de ejercer un control en todo el país.
Las prohibidas bombas de racimo habrían sido usadas desde diciembre de 2014, según entrevistas telefónicas con testigos y pruebas fotográficas examinadas por Human Rights Watch, en las que se evidencia la presencia de los restos de las bombas de fragmentación.
Este tipo de pertrecho fue encontrado en Bin Jawad en febrero anterior y en Sirte en marzo, aunque no es posible determinar quién disparó, destacó el reporte de la organización, con sede en esta capital.
“El buen estado de la pintura de las cubiertas de la bomba y la falta de extensa erosión indica que los restos no habían sido expuestos al medio ambiente por mucho tiempo y que eran de un reciente ataque”, explicó el reporte.
HRW recordó que la Fuerza Aérea libia bombardeó recientemente ambos lugares, pero negó el uso de municiones de racimo. “No es posible determinar la responsabilidad sobre la base de las evidencias disponibles”.
“La nueva evidencia de las municiones de racimo utilizada en Libia es muy preocupante… Las autoridades libias deben investigar estos incidentes y asegurarse de que sus fuerzas no usan municiones en racimo”, dijo Steve Goose, presidente de la Coalición contra las Armas de Racimo de HRW.
El uso de bombas de racimo en zonas pobladas, como Sirte, viola las leyes de la guerra debido a la naturaleza indiscriminada de las armas, que contienen decenas o cientos de municiones más pequeñas, llamadas submuniciones o bombetas, en un recipiente.
Después del lanzamiento, el contenedor se abre, dispersando submuniciones diseñadas para explotar cuando golpean el suelo. “Las submuniciones propagan indiscriminadamente en una amplia zona, muchas veces el tamaño de un campo de futbol, poniendo en riego no sólo a los combatientes, sino también a civiles, en riesgo de muerte o lesión”.
“Muchas submuniciones no explotan al impactar, pero siguen estando armadas, convirtiéndose en minas de facto. Cualquier lugar contaminado con submuniciones sigue siendo peligroso hasta que sea despejado por personal de desactivación de artefactos explosivos entrenado”, destacó.
HWR exhortó a Libia a adherirse a la Convención sobre Municiones en Racimo de 2008, que prohíbe este tipo de pertrecho bélico en cualquier circunstancia y a la que se han unido un total de 116 países.
“La mayoría de las naciones han prohibido estas armas, gracias a su naturaleza inherentemente indiscriminada y el daño inaceptable que suponen para la población civil”, destacó Goose.