Querétaro.- México ha sido uno de los países que con mayor énfasis se ha manifestado en contra de la violencia en los últimos tiempos, dijo la Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú.
En rueda de prensa previa a su participación en el foro Gen M Celebra la Vida, la activista guatemalteca consideró que los países latinoamericanos viven también hoy en día una decadencia social donde se tiene un concepto de vida basado en la supervivencia.
“Entonces esto genera consecuencias coyunturales y el problema es que no veamos más allá de lo que esperan las futuras generaciones, pero esto no quiere decir que no sea el momento para reflexionar”, apuntó.
Indicó que el trabajo por la paz en el mundo debe ser metodológicamente organizado, sistemático y responsable por parte de las autoridades, pero también por parte de las sociedades del mundo.
Menchú habló también de la necesidad de generar un consenso al menos de personas que puedan incidir en una educación diferente, en tomas de decisiones diferentes, “y muchos estamos trabajando en esa dirección”.
Hizo hincapié en que es imposible que la violencia sólo se vea en el comportamiento de la ciudadanía, que es parte de lo que provocan los sistemas y poderes violentos en el mundo, que está de la mano de la desigualdad social, la pobreza y otros lastres que ha padecido la población en el mundo.
“Hay un colapso, hay un deterioro del sistema global institucional que permite la decadencia misma del sistema a través de la corrupción, burocracia e insensibilidad”, añadió la galardonada por sus esfuerzos en favor de la paz.
A su vez, el también Premio Nobel de La Paz, Óscar Arias, coincidió en la necesidad de luchar por alcanzar el clima de estabilidad en México, América Latina y el resto del mundo, a través del consenso entre los actores del poder y la ciudadanía.
Reconoció que hoy en día hay países que se desangran, como ocurren en el Estado islámico, pese a que la vida es el derecho humano más importante en el mundo, mismo que se ve amenazado constantemente a través de las guerras, la violencia diaria y las luchas ideológicas.
El ex presidente de Costa Rica llamó a los gobiernos y los pueblos del mundo a reflexionar sobre ese derecho humano más importante, que es el derecho a la vida, y dejar atrás los intereses ideológicos y territoriales que han dejado tantas muertes.