Desde la época del florecimiento de Babilonia ya se registraba que los humanos padecían esta enfermedad, también conocida como Tisis, La gran plaga blanca, Enfermedad de Koch y Escrofulosis.
En México la Tuberculosis ya era conocida desde la época precortesiana, provocando graves lesiones y miles de muertos. En los años cuarenta del siglo XX se tuvieron que establecer hospitales dedicados a esta enfermedad, asociada a la pobreza y con gran capacidad de contagio.
En los años setenta, se observó una disminución del número de pacientes que la padecían y se decretó que nuestro país había dominado este flagelo, como si fuésemos un país de primer mundo. Craso error, pues el repunte actual del número de casos ha causado alarma en los servicios de salud tanto públicos como privados de nuestro país.
Los infectólogos han declarado que ningún mexicano se ha salvado de la primo infección tuberculosa, pero la inmensa mayoría logra evitar que la enfermedad se desarrolle gracias a que tiene defensas, en parte heredada de nuestra madre y por la alimentación.
En el mundo, unos dos mil millones de personas (la tercera parte de la población) ha sufrido el contagio, pero no necesariamente han desarrollado la enfermedad. Sin embargo, esto ocurre en unos ocho millones de personas en todos los países y todos los años y por supuesto entre nosotros pasa lo mismo. De estos ocho millones de pacientes, al menos el 25% morirá por el contagio (¡dos millones cada año!) sobre todo en países pobres.
Aunque se ha dicho que la enfermedad está dominada, la realidad es que sigue siendo la segunda causa de muerte por un agente infeccioso, después del SIDA. La bacteria responsable es resistente a diversos ácidos y alcoholes, lo que le concede una gran vitalidad, si bien es de crecimiento lento.
Por eso en todo el mundo se recomienda la vacunación contra la Tuberculosis, conocida como vacuna BCG (nombre del bacilo atenuado que se usa). En el 2012, de hecho hubo un llamado de alerta en México, pues se reconocieron al menos 15 mil nuevos casos ese año y en Enero del 2014 el llamado se repitió pues el número de casos ha ido en aumento al llegar a unos 17 mil.
Las personas se defienden mejor de esta bacteria si se alimentan, puesto que conocemos muy bien que hay incompatibilidad entre la tuberculosis y una buena alimentación. Hay varias especies de la bacteria pero Mycobacterium tuberculosis (conocida como bacilo de Koch) y Mycobacterium africanum son los principales responsables de la enfermedad.
Los pulmones son los órganos más afectados por esta bacteria, pero la tuberculosis puede afectar cualquier aparato o sistema de nuestro cuerpo. Son muy conocidas las lesiones que deja en el cerebro, que son causa de secuelas definitivas que pueden dejar a una persona en silla de ruedas.
La tuberculosis es la principal causa de un padecimiento mortal conocido desde hace unos 100 años, llamada Enfermedad de Addison, que resulta de la destrucción de unas glándulas fundamentales para la vida, conocidas como suprarrenales y que producen múltiples hormonas vitales. La tuberculosis renal provoca lesiones muy severas, cuya principal manifestación es la hematuria, es decir, que las personas orinen con sangre. Puede ser causa de esterilidad si afecta los genitales.
Por fortuna, la tuberculosis pulmonar y la renal son curables, en tanto que la Enfermedad de Addison, la meningitis tuberculosa y la tuberculosis digestiva provocan secuelas incompatibles con la recuperación de los pacientes, de tal manera que muchos sobreviven pero con secuelas considerables.
El corazón no se escapa de la posibilidad de enfermar por tuberculosis. La parte más afectada, es la membrana que cubre al corazón, conocida como pericardio y de la que les he hablado en una Corazonada previa. La infección tuberculosa provoca un derrame en el pericardio y lo inflama de tal forma, que se pone muy grueso y ya no permite el adecuado bombeo de la sangre.
El pericardio pasa de tener un grosor de un milímetro, a grosores de siete milímetros o más y eso favorece que el corazón no pueda llenarse bien y tampoco bombea la sangre de manera adecuada. Las consecuencias son: dificultad para respirar, ingurgitación severa del hígado y las venas del cuello. Con el paso de los meses, se hinchan las piernas y el abdomen se llena de líquido, situación llamada “hidropesía” aunque conocida entre médicos como ascitis. La lesión cardíaca es frecuentemente mortal y no responde a los antibióticos.
Algunos pacientes mejoran con una cirugía para quitarles esta membrana, cirugía conocida como pericardiectomía pero no todos son candidatos y la mortalidad alcanza el 30%.
La Organización Mundial de la Salud decretó que el 24 de Marzo, sea el Día Mundial de la Lucha contra la Tuberculosis, pues un 24 de Marzo, el Dr. Roberto Koch dio a conocer su descubrimiento más importante: que el bacilo que hoy lleva su nombre, era el responsable del contagio y la muerte de miles de pacientes lo que le valió el Premio Nobel de Medicina de 1905.
Un hecho curioso es que Emma, la esposa del Dr. Koch, se divorció de él cuando divulgó sus investigaciones, puesto que tuvo que aclarar que la demostración la había logrado inoculando el microbio en diversos animales de laboratorio y puesto que la esposa era una gran defensora de los animales, se sintió ofendida y nunca más le dirigió la palabra. También se dice que no debe haberle importado mucho, pues menos de un año más tarde se había vuelto a casar con Hedwig Freiberg, una rubia regordeta mucho menor que él.
De ninguna manera la tuberculosis ha sido dominada y el corazón puede resultar afectado por esta infección. Debido a la pobre respuesta al tratamiento con antibióticos específicos y a las cicatrices que provoca en el pericardio, el pronóstico de vida es muy malo para estos pacientes.
Si usted, amable lector, es diabético, padece cáncer de algún tipo, recibe quimioterapia o medicamentos depresores de la inmunidad como ocurre en personas que padecen artritis reumatoide o lupus, pero sobre todo si no se alimenta bien, requiere cuidados especiales pues podría desarrollar la enfermedad, ya que tenemos contacto con el microbio que la provoca, todos los días.
Hasta la próxima.