El día de hoy se conmemora un hecho de gran importancia. Es sorprendente que no le dedicáramos un día especial a los niños que padecen una cardiopatía congénita, a pesar de que los niños son el tesoro más grande de un país.
El 1999 se festejó por primera vez a los niños con una lesión cardíaca de nacimiento, principalmente en Estados Unidos y varios países de Europa. Sin embargo, este es el primer año que México lo conmemora y como decimos, más vale tarde que nunca. Ya el año pasado, algunas sociedades médicas en provincia, como San Luis Potosí y el propio Distrito Federal habían realizado eventos con este fin, pero éste será el primer año a nivel nacional, gracias a lo cual estarán involucradas todas las sociedades cardiológicas y los principales centros hospitalarios dedicados a este problema.
Este es el primer punto de quiebre, pues hay dos grandes variedades de cardiopatías congénitas, conocidas como simples y complejas y sin duda, hay una pésima distribución de los recursos tanto humanos como materiales para atenderlas, en particular a las complejas.
Por eso es tan importante celebrar un día mundial con este objetivo, pues la frecuencia del problema va en aumento y por lo menos uno de cada cinco niños que muere antes del primer año de vida, es debido a una cardiopatía congénita compleja y la distribución de los recursos materiales y los médicos especialistas se encuentran distribuidos en las ciudades más grandes del país, con lo que se deja a enormes núcleos poblacionales totalmente descubiertos.
Un segundo problema en México, relacionado con este tema, es que no tenemos una cifra exacta del número de pacientes con una cardiopatía congénita, en el entendido de que se trata de niños y adultos, puesto que muchas de estas lesiones de nacimiento de la variedad simple, provocan problemas severos que incluyen la muerte, pero ya en la edad adulta.
Un ejemplo característico de esto, es la comunicación interauricular, un defecto congénito que consiste en un orificio en el corazón, lo que permite que la sangre de ambas aurículas se mezcle. Dado que hay diversos tamaños del orificio y que la lesión es más frecuente en mujeres, muchas veces las pacientes cursan su vida sin molestia alguna, pueden embarazarse y tener hijos sanos por parto normal.
El problema es que al paso de los años, la presión pulmonar se va elevando hasta hacer imposible que las personas respiren normalmente y llegan a un estado muy grave conocido como insuficiencia cardíaca. El 60% de las personas que caen en un evento agudo de falla cardíaca, muere en promedio a los 18 meses, a pesar de los esfuerzos médicos y las terapias más modernas.
Tampoco tenemos una cifra exacta del número de niños que nacen con una lesión cardíaca, pues muchos nacimientos ocurren en los domicilios de los padres, atendidos por partera.
Este tipo de atención generalmente es muy bueno cuando la partera conoce bien su trabajo, pero es imposible que detecte un soplo de nacimiento o una arritmia, por lo que la cifra real de la frecuencia del problema es desconocida. Muchos cardiólogos consideramos que la incidencia debe ser de unos 12 niños con cardiopatía por cada mil nacidos vivos, pues es la cifra que tienen en países como España, cuya población tiene mucho parecido con la nuestra.
En relación a las causas de los defectos de nacimiento, hay mucha especulación y se han definido algunas causas directas, pero en la mayoría de los niños con este problema, no podemos identificar una causa directa. Entre las causas conocidas se ha identificado la toma de medicamentos en el primer trimestre del embarazo, infecciones como la rubeola durante la gestación, así como la exposición a radiaciones, como sería un estudio radiológico en esta etapa.
En México se ha especulado que una de las causas es la altura del macizo central, pues la saturación de oxígeno sería ligeramente menor.
De hecho, una lesión de nacimiento, relacionada directamente con la presión del oxígeno, es la persistencia del conducto arterioso, que es la lesión cardiovascular más común en México. Debido a que durante el embarazo, la respiración del bebé depende del cordón umbilical, sus pulmones se encuentran colapsados y toda la sangre pasa por este vaso sanguíneo, el conducto arterioso, rumbo a la aorta, nuestra arteria más grande. En el momento en que el niño inaugura sus pulmones con el primer llanto, el conducto debe cerrarse pues se invierten las presiones de la sangre.
En México, la persistencia del conducto arterioso representa casi el 40% de las lesiones cardiovasculares congénitas y eso nos diferencia de otros países.
En los adultos con una cardiopatía congénita, la lesión más común es la comunicación entre las aurículas que les mencionaba líneas antes. Es increíble, pero en Centro Médico Nacional como hospital de concentración, vemos unos 200 casos por año y eso que sólo es uno de los centros de referencia.
Este número tan elevado, evidencia que los servicios de salud no están funcionando correctamente, pues no es posible que un paciente de 50 años o más haya pasado su vida sin que nadie le auscultara el soplo que esta lesión provoca.
Vale la pena destacar que a excepción de una lesión congénita poco frecuente, conocida como cardiomiopatía hipertrófica obstructiva, que se presenta en varios miembros de una misma familia, las lesiones cardiovasculares de nacimiento no son hereditarias.
Sin duda es muy merecido conmemorar este Día Internacional de las Cardiopatías Congénitas pues no hay nada más valioso que nuestros niños y aún hay mucho por hacer en el campo de la prevención y el tratamiento de aquéllos que desgraciadamente nacieron con un defecto en su corazón.
Hasta la próxima.